Es un microbio que no me llega a la altura del ombligo le dijo el Presidente al periodista Palacio; la burda expresión fue festejada por la fanaticada que se nutre del presupuesto del Estado; como la torpeza es contagiosa un seguidor de los revolucionarios utilizó una red social para ofrecer unos dólares por la cabeza de Palacio. El Jefe de Estado también promovió la idea de cargarle a patadas al periodista; esta forma de castigo de la era de las cavernas seguramente será incluida en el nuevo Código Orgánico Integral Penal. Si el ombligo del Presidente fuera el referente para medir la estatura de los grandes hombres, no estarían en las páginas de la historia Napoleón, Bolívar y Eloy Alfaro, que eran más bajos que Palacio, los dos últimos paradójicamente son los símbolos de las revoluciones bolivariana y ciudadana que están destruyendo dos países que formaron parte de la Gran Colombia.