Sr. Presidente.
Usted reacciona severamente contra quienes atacan su honra cuando afirman que usted conocía de los contratos con el Estado firmados por empresas de su hermano. Anula esos contratos. Enjuicia a los periodistas que en un libro afirmaron que usted conocía de los contratos y a los veedores porque cree que en su informe atacaron su honra al manifestar algo similar.
Lo que me gustaría me explique es por qué y pese a la evidente gravedad de los hechos, hasta la fecha ninguno de los funcionarios públicos que firmaron esos contratos han sido señalados por usted como cómplices de un atentado contra la moral y por ser, junto con el contratista, los principales responsables de que su honra haya sido seriamente cuestionada.