El 17 de febrero del 2013 habrá elección presidencial. En la campaña se deberán discutir ideas y propuestas serias y sensatas; las calumnias e insultos no deberían ser tolerados. A propósito de insultos, el periodista mexicano Héctor Anaya publicó su libro ‘El arte de insultar’ (?) que, según su autor, “posee la rigurosa documentación del ensayo (…)”. Durante 10 años recopiló insultos y agravios entre políticos, literatos, etc. Para Anaya, un insulto hay que responderlo en cuatro segundos, ya que después se vuelve rencor. Cuenta que cierto día, el dramaturgo y premio Nobel de Literatura irlandés Bernard Shaw le envió a Winston Churchill (a quien detestaba) dos invitaciones para la premier de una de sus obras teatrales.
Con estas iba una pequeña nota que decía: “Para que venga con un amigo (si es que lo tiene)”. Poco después le llegó la respuesta de Churchill: “Me es imposible asistir a la noche de apertura, pero iré a la segunda función (si es que la hay)”. Asimismo, en otra escaramuza, el uno le dijo: “Si yo fuese su esposa, le pondría veneno en la taza del té”. La respuesta inmediata fue: “Si yo fuese su esposo, me lo tomaría”.