El camino del progreso

La experiencia en diferentes países ha confirmado, sin lugar a dudas, que el motor del progreso es la diferencia entre los seres humanos. Diferencia en pensamientos, ideas, deseos, esfuerzos, iniciativas.

Cuando hay un empeño, en un país cualquiera, de mantener un sistema de pensamiento uniforme, compensaciones iguales o similares, se desestimula la creatividad y se premia el conformismo. Y lo que es peor, en las instituciones estatales se instala la mediocridad (vista como la falta de preparación y la falta de capacidad).

Algunas instituciones estatales están empezando a mostrar esta lacra que impide el progreso. Lo vemos en algunos institutos, donde directores ejecutivos, “investigadores”, abogados, desconocen las leyes y reglamentos que norman su actividad y lo que es peor, para ocultar esa falencia hacen abuso del poder.

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