Cambio radical en el Ministerio de Cultura

Gracias a Twitter tuve acceso a un video del encuentro que Fidel Castro mantuvo con 69 intelectuales el pasado 10 de febrero en La Habana. Ahí se documenta la deplorable participación de la ministra de Cultura, Érika Sylva, quien haciendo el ridículo internacionalmente, añade solamente un traspié más a una lista de fracasos en su gestión: desde los intentos de normar las actividades culturales a través de un marco ideológico inefectivo e inflexible, pasando por la diletante y dilatada gestión de temas vitales como la ley de cultura, hasta la discrecionalidad al momento de otorgar contratos de consultorías en temas sensibles y complejos como la universidad de las artes o la evaluación de las orquestas sinfónicas.

Siempre he aplaudido la idea de un Ministerio de Cultura, pero jamás podré estar de acuerdo con el fomento de un monstruo burocrático que sobrevive solamente por la necesidad política de unos cuantos votos del partido Socialista. Mi esperanza es que el Ministerio retome su visión original de convertirse en una institución amplia y descentralizada, sin cargas ideológicas, que apoye a los diferentes actores culturales en todo el país. Es hora de que el Ministerio de Cultura cambie su rumbo radicalmente.

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