Así como a nadie se le puede forzar a expresarse en contra de lo que le dicta su conciencia; de la misma manera, tampoco se le puede impedir a alguien que pueda expresar su criterio o pensamiento según el dictado de su conciencia.
No obstante ello, se ve como, a varios de los más connotados y veraces comentaristas de los programas radiales de opinión; “a cada rato” el Gobierno contradice sus comentarios sin fundamento aparente, imponiéndoles, “por quítame estas pajas”, cadenas en su contra en sus respectivas emisoras, lo que no se dable ni justo.
El que periodistas independientes expresen su criterio o pensamiento a través de la palabra, de ninguna manera debería ser opacado ni restringido por nadie. Con aquello, lo que realmente se está haciendo, es asestarle un golpe a nuestra ya maltrecha y endeble democracia.