La ciudad de Troya resistió durante largo tiempo el acecho del ejército ateniense. Este, sin saber cómo penetrarla mediante el uso de la fuerza planeó un ardid. Como manifestación de admiración y agradecimiento a la diosa Atenea, que los había mantenido con vida y que, por lo tanto, les permitiría el regreso inmediato y pacífico a Atenas, enviarían un regalo para los troyanos que representaría aquella postura.
Convencidos los ciudadanos asediados de que ese reconocimiento era valedero aceptaron el homenaje y permitieron que un enorme caballo de madera traspasara las murallas. La ciudad fue tomada e incendiada hasta dejarla en cenizas.
Esto puede pasar cuando se deja de luchar para recibir mensajes engañosos. Atentos a los caballos de Troya.