La tragedia del bus escolar en Colombia, que se incendió y perecieron calcinados 33 niños escolares, debe ser un alerta para nuestras autoridades de tránsito para que tomen las medidas de prevención y evitar accidentes similares.
El transporte escolar en Guayaquil, utiliza pequeñas furgonetas que no portan extintores para incendio, ubicados en sitios estratégicos. Además, el exceso de menores de edad que es necesario que un celador acompañe y asista en cualquier emergencia. (Amagar, dicho de un incendio)
El conductor de la buseta, no puede distraerse controlando los niños, para eso está el celador. Prevenciones: no ir a velocidad, frenar despacio, y al parar encender las luces de emergencia para que ningún vehículo rebase al bus escolar y poner los triángulos refractarios, mientras los niños suban o bajen del bus.
Los niños deben estar acompañados por el celador a la puerta de la escuela y de sus hogares entregándoles al profesor o padres del menor. Los transportes deben ser revisados su estado mecánico por las autoridades de tránsito antes del inicio del año y dos a tres veces mientras dure el período escolar.
“El conductor debe tener experiencia y acatar las normas de no beber alcohol la noche anterior, ni ingerir alimentos ni beber agua antes de manejar. Obviamente, si está con gripe o contagiado de alguna pandemia que maneje el sustituto, para no contagiar a los niños, etc.”.
Me imagino que las autoridades de tránsito tienen una cartilla de prevención, que deben compartir con los propietarios de transporte escolar.