Buenas y malas noticias

El Gobierno ecuatoriano ha sido portador de buenas y malas noticias; entre las primeras tenemos: el combate a vándalos escudados en la “protesta social”, el apoyo a la minería responsable, la construcción de la Refinería del Pacífico, la consolidación de la dolarización, los proyectos de generación hidroeléctrica, la Ciudad del Conocimiento, las adecuadas relaciones deuda y déficit público frente al PIB, el crecimiento económico por sobre las medias regional y poblacional y las cifras de inflación menores a dos dígitos.

Como contrapartida, en el lado negativo tenemos: país, refugio para gente perseguida por el “imperio”, posibles retaliaciones comerciales y/o económicas de EE.UU. (país al que va el 30% de nuestras exportaciones petroleras y más del 50% de las ventas internacionales totales), ambigüedad en la Ley de Comunicación respecto a la figura del “linchamiento mediático” (no está claro si este aplica para casos de corrupción seguidos de cerca por los periodistas de investigación), posicionamiento interno contrario a la prensa y la libre expresión; mientras que afuera: “Somos un Estado que defiende principios, antes que intereses”.

Conceder el asilo a Snowden le da al Gobierno beneficios políticos e incluso humanitarios, pero nos podría perjudicar económicamente.

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