Soy hincha (no fanático) del Deportivo Quito; es el equipo de mi corazón y para mí, solo para mí y otros hinchas, es el mejor equipo del mundo. Sin embargo, no soy miope en mi entendimiento objetivo para reconocer que nuestro rival deportivo, la LDU, es una verdadera institución dentro del contexto futbolístico no solo nacional sino sudamericano y con importante presencia a escala mundial. Sus logros que han honrado al Ecuador no han sido igualados y será muy difícil que lo sean si es que no se sigue su ejemplo de organización e institucionalización. Por eso duele que el Ing. Luis Chiriboga, con sorna, cinismo y prepotencia rete a la LDU a que se desafilie de la asociación de la cual él se cree “dueño”. Parece que la mencionada autoridad sigue el mal ejemplo de tratar a los miembros de una organización como si fueran sus súbditos; como si la historia de un antiguo y ejemplar equipo de fútbol debiera subordinarse a ambiciones comerciales y financieras, yendo, inclusive, en contra de contratos firmados y por lo mismo generadores de derechos y obligaciones.
Con el “canal del fútbol”, desde mi modesto punto de vista, se desalienta la superación de los equipos llamados “chicos” ya que de todas formas, jueguen bien o jueguen mal, les caerá el “bono futbolístico”. El Ecuador convertido en país de “bonos”, no de producción, de trabajo, de iniciativa, de deseo de superación.