Es tierra fría, porque frío es el páramo, el hombre anda con su ruana como la sombra es al cuerpo. Tierra de camioneros y transportistas, adornan sus ventanas con llantas donde colocan maceteros con flores, de las tulpas se eleva el humo por los tejados, la llovizna es constante.
Carchi es de comercio, la gente madruga a trabajar y en las calles se ve temprano un jarro de café negro con un pan con queso. El hablado es melodioso, la jerga, una inventiva de modos que a la final produce risa, lo de chiste de pastusos es una realidad sonora. El tardón tiempla al cuerpo que quiere ser vencido por el frío y la bicicleta es el rodar de la vida, siempre que se entra al Carchi se ve veloz la flotilla enalteciendo el ciclismo. Quespáz, Carapaz, Piarpuezán, entre otros, son de los apellidos más comunes que hay en las escuelas de Tulcán. Son apellidos pastos, quillasingas. Piarpuezán significa “el que cuida el maíz”, y Carapaz, dice el poeta que es “el que mueve el viento”.
Richard Carapaz se aventó una hazaña, fue el primero en la etapa de una de las tres competencias más prestigiosas del mundo en ciclismo. Ganó en mayo, mes de la virgen, de la purita de Huaca y por su devoción ciclística levantará de nuevo la guerra de este gran pueblo luchador y valeroso. ¡Viva el Carchi, carajo! ¡Viva Richard Carapaz!