Triste noticia empaña el panorama cultural y artístico ante la partida de este galo formidable que se instauró desde 1965, estamos hablando de un servicio de un piquito más de medio siglo.
Era un loco variante con visos de genialidad y por eso logró treparse donde quiso: como crítico fue muy racionalista e inteligente en su diatriba para avizorar no solo los problemas del Ecuador sino del mundo. Con el seudónimo de Epicuro, visitaba restaurantes y hacía crónicas de los restaurantes más importantes de Guayaquil.
Como buen catador de vino enseñó al ecuatoriano que gustar de este, está más allá de una pose, era un síntoma de un auténtico buen vivir; hizo de la música lo que es, una fiesta y lo consagró en una de las cimas más altas del Ecuador alcanzado un record, amó a las mujeres con locura francesa, no siempre exento de ternura, porque un poeta como él disfrutaba también de la textura, especialmente de las bellas montañas del cuerpo de guitarra como dicen los afros que eran también sus amigos, a la final había vivido también en Marruecos.
Alegre, vivaz, trasmitió ese mundo sin cortapisas como lo hacen los franceses auténticos, fue un artista indiscutible que amo a este país con amor y compromiso. Los ecuatorianos siempre te quisimos y ahora te saludamos con pañuelos tricolor en tu partida ¡Vive la France!