Qué pena ver como Quito, ‘Carita de Dios’, se vuelve una ciudad cada vez con menos seguridad, que terrible tener que presenciar asaltos con armas y sentir que las balas pasan por los costados, la gente atemorizada apostada en las esquinas y otras personas de rodillas pidiendo a Dios que todas esas balas no impacten en la humanidad de las personas que por mala suerte estábamos en el lugar. Hasta cuándo tenemos que aguantar esto, delincuentes sinvergüenzas que ya no corren ahora caminan con armas sacadas de películas, disparando a diestra y siniestra mientras la Policía no tiene balas en las armas, guardias de seguridad temblando porque no tienen con qué defenderse, ver a un ser humano muerto cumpliendo su trabajo, secuelas de un país que permite la libertad y el ingreso a todo tipo de delincuente sin que exista un ente que regularice esto, y los que terminamos pagando las culpas somos las personas trabajadoras que día a día queremos sacar a este país adelante sin apoyo alguno y con temor de que en cualquier esquina se puede perder la vida porque ya no se puede caminar tranquilo, ¿o será hora de que cada ciudadano tenga que protegerse con puertas, paredes, vidrios blindados y caminar con chalecos antibalas y las personas que no tienen los recursos para esto? No nos queda más que tener toda la fe y pedirle a Dios que nos libre de cualquier desgracia, ya que en cualquier momento te sorprende la muerte en manos de delincuentes, y ahora me pregunto: ¿esta es la vida que nos merecemos los ecuatorianos?, mientras solo unos pocos viven en paz y diciendo que la inseguridad es pura percepción o más aún que es un invento de los que estamos en contra de este Régimen autoritario que cuando debería ponerse los pantalones para cambiar las reglas contra los delincuentes no hace nada o será que es una táctica más para someternos y que la atención del pueblo se desvíe a la criminalidad… ¡Que Dios nos ayude!