Bahía de los Caras o Bahía de San Antonio de Caráquez. Hermoso destino. Histórico destino. Sin ser oriundo de ella, me siento como parte de la misma. Ciudad de ecuatorianos destacados, estudiosos, cultos y luchadores. Ciudad que simboliza la capacidad de sufrir un terremoto de gran magnitud, desplomarse y levantarse fortalecida.
Triste fin de año el del 2015 al visitar tan linda ciudad. Triste al ver cómo han despedazado las calles para imprimir obras de alcantarillado y dejar el polvo y la ruina en las narices de sus habitantes y turistas sin una solución en el corto plazo.
¿A quién se le ocurre levantar las calles sin planificar y sin anticipar la restricción del Gobierno central? Posiblemente a alguien que no ama su ciudad. Triste ver una ciudad pequeña en donde la droga, el estruche y el hampa se aprovechan de chicos y jóvenes de 10 a 17 años para asaltarles en motos, especialmente en temporada, sin que autoridad alguna actúe y logre disuadir o capturar a los malhechores que ahuyentan a los visitantes. Triste porque en menos de siete días de feriado hubo más de 10 cortes de energía eléctrica.
Triste fin de año en Bahía por la falta e histórica necesidad de agua potable en forma continua, dando espacio al negociado con tanqueros que proveen de “agua dulce” contaminada con índices de salubridad no aptos para el uso humano.
¿De qué sirve el monumento “progresista” que une con el puente Los Caras a Bahía de Caráquez con San Vicente, si Bahía como ciudad se cae a pedazos en varios aspectos? ¿Qué falta de visión progresista es esta? ¿No se dan cuenta que los turistas son los que generan consumo, empleo y que permiten que la ciudad crezca? ¿No alcanzan a ver que dejar las calles abiertas, llenas de polvo y permitir que el hampa reine en su ciudad, reduce el turismo y por lo tanto erosiona el progreso? ¿No se dan cuenta que la viveza criolla de tanqueros o negocios aprovechadores del turista cobrando en exceso, hace que estos busquen otros destinos y que si no rectifican se van a quedar sin visitantes a quien sorprender?
En otras ciudades con mayor visión turística y económica, los mismos pobladores se levantarían aguerridamente en defensa de los visitantes, exigirían del Gobierno y del Municipio las obras mínimas para vivir “dignamente” con los fondos para terminarlas y se encargarían por cuenta propia de poner orden a la seguridad, limpieza y que los servicios básicos a falta de autoridad competente y se encargarían de proteger al turista como el bien más preciado, símbolo del progreso y el futuro de su ciudad.
En este noble propósito, el puente Los Caras estaría demás. ¿La prioridad es el puente o el progreso de la ciudad? ¿De qué sirven las carreteras y grandes puentes iluminados de los ‘iluminatis’, si los servicios básicos y la seguridad no están cubiertos? Arrancamos un nuevo año y tengo fe que esto va a cambiar.