Es la cualidad indispensable que debe ostentar el ser humano que dirige una organización, una empresa o una función del Estado, con el objeto de lograr el respeto, la lealtad de sus superiores y sus subordinados para que sus ejecutorias tengan trascendencia. La autoridad moral se logra sólo con un proceder probo, dando el ejemplo. Si el Jefe es cumplido, los subordinados serán cumplidos.
Si el Jefe es honesto, entonces tendrá autoridad moral para exigir honestidad en el proceder de sus subordinados en todos los campos. Esto es: en el cumplimiento del deber, en la pulcritud de sus acciones, en la eficiencia de sus labores. Así, en base a su autoridad moral, a su ejemplo, podrá lograr tener éxito en sus funciones. Pero, por el contrario, si el Jefe es deshonesto, los subordinados serán deshonestos, seguirán su ejemplo y la corrupción comenzará a campear. Pues, si el Jefe hace cosas deshonestas, como recibir coimas, ¿por qué los subordinados no lo van hacer? Y, en esta forma, se produce el desplome de valores morales que sustentan un país.Lamentablemente las noticias publicadas en estos últimos meses, sacan a relucir las falencias en las que ha caído nuestra sociedad, pues de una u otra forma todos somos responsables. Por un lado los actores, por otro las respectivas autoridades que no han actuado a tiempo, y por otra, los ciudadanos que con la pasividad que los caracteriza lo han permitido. Máximo se comenta al respecto, pero no se denuncia, no se combate la corrupción. Así, hemos llegado a integrar la lista de los países corruptos, según el índice de percepción de la corrupción elaborado por Transparencia Internacional el año pasado, y al segundo puesto de los corruptos en la América Latina según un informe confidencial de El Vaticano y peor aún con el caso Petroecuador y la confesión oficial de los personeros de Odebrecht, por lo que se concluye que la corrupción ya es un hecho cultural en nuestra sociedad.
Si no se les castiga ejemplarmente a los responsables y si no se toman medidas trascendentales para que en las empresas tanto privadas como públicas y en los hogares, escuelas y colegios se incentiven los valores morales, el comportamiento honesto de los respectivos funcionarios, de la niñez, de la juventud, el futuro del país es muy incierto.