El acontecimiento del lunes pasado me ha hecho volver los ojos a la vida que estábamos acostumbrados los quiteños. Al ver a ese grupo de valientes que arriesgando su vida y con el corazón en la mano no pensaron dos veces en salvar a esas personas que quedaron atrapadas en el puente de la Av. 10 de Agosto y Atahualpa. Surge de nuevo la esperanza de vivir en un mundo solidario que ya casi lo habíamos olvidado debido a las divisiones propiciadas desde arriba, pero somos nosotros, los ciudadanos los que debemos mantener los valores que nos han caracterizado.