Casi en todas las épocas, los adultos mayores hemos sido relegados, humillados y maltratados. En esta ocasión voy a referirme especialmente a los jubilados del IESS, entidad a la cual hemos venido aportando por tantos y tantos años y que ahora nos maltrata en todas las formas. Hago referencia al servicio médico en los hospitales, dispensarios y más centros de salud en donde el anciano está completamente desatendido, sin considerar que es uno de los grupos más vulnerables de la población. Las citas médicas en estos centros se dan para 3, 4, 5 meses y hasta un año después, tiempo en el cual el paciente se encuentra gravemente afectado en su salud o, simplemente, ya ha fallecido.
En segundo lugar, me referiré al miserable y humillante incremento de sus pensiones jubilares que, al menos, el año pasado alcanzaron a un promedio de USD 6 mientras que en este año su ridículo incremento fue, en el mejor de los casos, de USD 1,50 lo que viene a constituir una burla para los beneficiarios mientras que, injusta y curiosamente, los señores asambleístas y sus decenas de “asesores” ganan miles de dólares a los que se suman otras prebendas, tan solo por levantar la mano o apretar un botón. Esto es realmente inaudito.