El día del reciente cambio en las jerarquías de las FF.AA. sobrevolaron la ciudad, haciendo mucha bulla, cazas de la Fuerza Aérea me imagino en homenaje a los jefes salientes y entrantes. El estrépito y falta de respeto es obvio y nadie se comide en decirles a estos señores que en el mundo de hoy estos despliegues de hombría producen susto a las gentes, bestias y aves. Francamente es una demostración innecesaria. De otro lado, poner a las FF.AA. en el control delincuencial puede representar un peligro para la sociedad civil, pues los uniformados no están entrenados, ni preparados y peor educados para esos menesteres. Existe el peligro de aplicación innecesaria de fuerza bruta, de atropellos y de falta de criterio en el manejo de situaciones donde necesariamente están civiles. ¿No será que las secuelas del 30-S aún están rondando en la mente de algunos que desconfían de la Policía? ¿Es la mejor estrategia poner a soldados -entrenados para el combate- en el control delincuencial en pueblos y ciudades? Se expone a la sociedad y a la institución armada a peligros innecesarios.