El miércoles 17 abril, a las 07:00, mi hija fue asaltada mientras trotaba en La Carolina, a la altura de la av. De los Shyris y Portugal. Confiada en que a esa hora muchos deportistas salen a ejercitarse decidió ir a dicho parque, pero su sorpresa fue que de pronto se acercó un tipo, le puso el brazo sobre sus hombros y sacó un tremendo cuchillo que lo puso en su espalda y procedió a quitarle el celular y salir corriendo.
Pidió auxilio a cerca de 6 deportistas que estaban dispersos en un radio de no más de 10 metros, pero ninguno hizo absolutamente nada. Tampoco existían policías ni nadie a quien acudir. Llegó llorando a su casa con tremendo trauma encima. Luego de describir levemente al delincuente salí a buscar al cobarde sin éxito.
Dos cuadras más al norte, existían ocho policías municipales en los Shyris y NN.UU., todos bien uniformaditos, mamando gallo porque hasta ahora no sé últimamente qué están haciendo en las esquinas.
Existe una tasa de seguridad municipal que no cumple ningún papel y se debería pensar en eliminarla o usarla adecuadamente para resguardar a los ciudadanos de poncho. No está por demás felicitar a los asambleístas que despenalizaron estos delitos. ¡Viva la delincuencia del siglo XXI?