El 24 de mayo, en EL COMERCIO apareció un artículo polémico: “¿Familias Alternativas?” de un señor Miguel Macías Carmigniani, a quien nunca había leído por cierto, el mencionado artículo se refería en términos despectivos a relaciones que no sean exclusivamente heterosexuales.
La polémica se armó de inmediato con miles de voces pidiendo la censura lo cual lleva a que el Diario reaccione colocando el artículo que está en el link; la pregunta aquí es, ¿Si bien no compartimos en lo más absoluto este estilo arcaico de pensamiento del señor Macías Carmigniani, esa forma mediocre de abordar desde la óptica de los “valores morales”, esa visión llena de mezquindad y odio hacia los homosexuales, no es contradictorio por un lado gritar “viva la libertad de expresión”.
Y por otro, pedir el silencio de un pensamiento que no compartimos? ¿No es hasta cierta forma una sociedad hipócrita salir a defender a las parejas homosexuales, cuando en la televisión, en el día a día, nos burlamos de ellos con saña? ¿EL COMERCIO no se equivoca cuando coloca un artículo retractándose y lamentando el artículo en mención pero olvida pedir también tolerancia y defender la libertad de expresión?
Entonces ahí es cuando entra en escena el verdadero concepto de libertad de expresión para nuestra sociedad, no es como decía Voltaire, más o menos: “Lo que usted afirma me parece disparatado, pero defendería con mi vida su derecho a decirlo”; en nuestra sociedad es “La libertad de expresión existe solo cuando lo que Ud. exprese concuerde con lo que yo pienso”.