El artículo 145 numeral 4 de la Constitución indica que el Presidente o Presidenta de la República cesará en sus funciones por incapacidad física o mental permanente que le impida ejercer el cargo. Después de once años de haber conocido a Lenín en silla de ruedas, Correa descubre que Lenín es un amargado que actúa con resentimiento y frustración.
Correa nos envía el mensaje de que Lenin por su incapacidad física es un amargado y que por lo tanto no puede seguir ejerciendo el cargo; se olvida que fue su candidato; o será que le falló la maniobra de que su amigo Glas debía remplazarlo con la complicidad de la Asamblea poco tiempo después de haberse hecho cargo de la Presidencia.
Volviendo a la cesación de funciones por incapacidad física o “mental”, Correa nos gobernó a su manera, por sobre la Constitución y las leyes. Muchos ecuatorianos pensamos que este señor no estaba capacitado para dirigir el país con cordura porque sus actitudes demostraban una alteración constante diferente a la serenidad que caracteriza a un verdadero gobernante; nos dejó un país destruido, sin embargo en su mente confundida está convencido de que nos dejó un paraíso con la mesa servida para deleite de los ecuatorianos.
Despierte señor Correa y por favor déjenos tranquilos; tómese una Valium cada hora y deje tranquilo a Lenin para que nos gobierne, con incapacidad física pero con cordura que es lo que necesitamos los ecuatorianos después de la década de locura y destrucción.