Con inmensa alegría escuché en una de las cadenas sabatinas del señor Presidente, cuando le preguntó a un funcionario de uno de los ministerios sobre su preparación académica. El mencionado funcionario manifestó que tenía su título profesional de tercer nivel y una maestría fuera del país y que su conocimiento estaba al servicio de todos nosotros. El señor Presidente indicó que esos son los cambios de la Revolución Ciudadana, que esa es la meritocracia que hoy en día se vive en Ecuador. Qué alegría, dije en mi interior, saber que gente tan preparada es quien conduce el destino del país, su preparación académica es una garantía del trabajo, progreso y bienestar que nos espera; contraste significativo con la irresponsabilidad de otros gobiernos que colocaban cuotas políticas en puestos tan importantes para cumplir compromisos y esas cuotas políticas en muchos casos no tenían títulos académicos que avalen su estudio; nuestro país está cambiando, fue mi sentir. Lamentablemente hoy conozco que la flamante presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, no tiene título académico que respalde su gestión, puede que tenga estudios superiores pero el no tener su título académico, al menos registrado en el Senescyt, es una vergüenza para este importante proceso de transformación iniciado por el economista Correa. Estos desatinos, puntualmente el hecho de que la Presidenta de la Asamblea Nacional no tenga formación académica válida, es un retroceso que empaña a todos los funcionarios que han puesto de sí lo mejor de su experiencia y empaña las declaraciones del Jefe de Estado donde nos decía a los ecuatorianos, a quienes lo apoyamos y a quienes no, que las cosas han cambiado.