Bien dice la sabiduría popular ‘Unos construyen y otros destruyen’ pues, tiene razón y lógica, desde 1998 en el parque ubicado entre las calles 6 de Diciembre, El Heraldo y Juan de Alcántara de la urbanización Batán Bajo, existía un pequeñito espacio verde, considerado por los ecologistas un pulmón de oxigenación para precautelar la salud de los moradores del sector hasta que, el 20 de febrero del 2012 ante mis impotentes ojos y faltos de poder alguno, la naturaleza fue cruelmente violada y mutilada, tanto árboles como el fruto de sus entrañas que dio por años verdor, paz y armonía, resquebrajándose para siempre la estética con que fue diseñado por preclaros ingenieros paisajistas del Municipio de ese entonces, pero más que nada se perdieron valiosos elementos para la purificación del oxígeno, más pudo la prepotencia municipal que con monstruosas maquinarias, en menos de 10 minutos arrasaron con el indefenso césped para sembrar cemento y hierro; hecho reprochable desde todo punto de vista.
Señor Alcalde, dejo en claro que no estoy en contra del Programa 60 y Piquito, sino con el atropello a la naturaleza, porque espacios como este, deben ser respetados como dice nuestra Constitución, ya que fueron cuidados con esmero por virtuosas mujeres del barrio que hoy sentimos nostalgia e indignación, porque su administración no tomó en cuenta nuestro criterio y solo se impuso la fuerza, dejando de lado nuestra opinión.