Comparar una piscina sucia con un país es imposible, pero en este caso es más que verdad, es tanta verdad que no requiere sustentación. Así como la piscina para mantener su color claro, su máxima pureza requiere de químicos, de análisis de calidad, de la misma manera un país requiere de medios de control adecuados con sanciones verdaderas no golpes de mano ni sentencias ridículas.
La corrupción se encarga de enlodar el color del agua con podredumbre, de tal manera que hace que sea imposible ver su fondo y llegar a quienes tramaron todo, tan maliciosamente como de una eficaz manera para auto protegerse.
El hecho de existir un tiempo de caducidad para probar un delito hace que de por sí la corrupción tenga el control de toda sanción, razones por demás pesan para una consulta popular por un cambio de rumbo, o por último declararnos el primer lugar en países más corruptos del mundo.
Esperar así que alguien con un centavo de cerebro desee invertir en nuestro futuro, imposible. Los miembros de la comisión anti-corrupción deben ser dotados por consulta popular de los medios para descubrir, cancelar, eliminar, sancionar toda indicio de corrupción para que a la final con ellos podamos ver la cara de aquel que no nos permiten ver al fondo de la piscina.