El agua, un bien de todos

Hace algunos años, cuando la población no alcanzaba los siete millones de habitantes, el país podía contar con reservas de agua suficientes para mantener los cultivos necesarios. En las ciudades, había el agua necesaria para cubrir los procesos alimenticios, de supervivencia y salud. Los campos contaban con fuentes de agua limpia para el crecimiento de bosques, el desarrollo de praderas y plantas en general.

Hoy estamos entrando en un período de advertencia y peligro de extinción de muchas especies, necesarias para mantener el equilibrio natural y evitar la sobre-población de plagas, y otro tipo de animales que podrían acarrearnos graves enfermedades a la población.

Los recursos de agua van disminuyendo, por el aumento de la población (más de 13 millones), el efecto invernadero que reduce nuestras reservas en los nevados, y las aguas contaminadas de las ciudades que son arrojadas a los ríos y van destruyendo la vida en su curso hacia otras ciudades o al mar. Si el agua es una fuente para mantener el ciclo de vida, las leyes que emanen para su control deben priorizar el equilibrio natural de su uso.

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