Día y noche, en la vía que conduce de la Villa Flora a El Trébol, se apuesta un grupo de personas adultas de aspecto siniestro. Parecen menesterosos y tienen sus ojos inyectados. Ellos cumplen una tarea para la cual no están preparados. Dirigen el tránsito, dan paso a los carros que bajan de la Villa Flora e interrumpen la vía de alta velocidad. Reciben propinas y se enojan si los conductores no les dan sus monedas, o si alguien no se detiene ante su imposición. Esto ocurre a poca distancia del Ministerio de Defensa. No hay autoridad municipal ni policial que ponga orden, ya que su gestión, supuestamente de servicio, es un peligro, puede causar accidentes y su vida corre alto riesgo.