Es alarmante la cifra de adolescentes y ahora también preadolescentes que se están involucrando en el mundo de las adicciones. No existe una cifra real y cierta, pero quienes trabajamos en el área de salud mental estamos preocupados por la cantidad porcentual de adolescentes y de casi niños que están en inmersos en este patológico campo.
Los motivos son muy variados, las políticas de prevención no funcionan y las adicciones ya no solamente se circunscriben a las drogas psicotrópicas que siguen siendo las más utilizadas.
A estas se ha añadido una relativamente nueva que sin los controles es sumamente peligrosa como es la ayahuasca, la que beben hasta perder sus facultades mentales conscientes. También se ha incrementado el juego patológico que generalmente se lo realiza en aparatos electrónicos , la visualización de pornografía y la pornografía como tal en las jovencitas.
Lamentablemente, en el Ecuador no existe una Política de Estado para el tratamiento individualizado, como debe ser, de estas alteraciones. Y sumado a la crisis social que atravesamos no se avizora un futuro alentador para nuestra juventud.
El Estado debe dedicar recursos, infraestructura, asesorarse de países y especialistas que trabajan y han combatido esta enfermedad; es muy difícil erradicar una adicción totalmente en un país, pero sí es posible controlarla y evitar que aumente desproporcionadamente.
Existen múltiples alternativas y propuestas pero no se las ha tomado en cuenta. No quiero imaginarme que se quiere una generación casi completa sin conciencia, enferma , que no sea un peligro para gobiernos y estados. Ojalá ya se tomen medidas, luego será solamente hora de lamentaciones.