Con el advenimiento de la cultura del entretenimiento (tv, redes sociales, Internet); niños, jóvenes y adultos cuando están desconectado de la misma suelen esgrimir la expresión “Estoy aburrido”, una suerte de empobrecimiento cognitivo, se está apoderando del ser humano, nos estamos convirtiendo en personas incapaces de pensar, escribir, pintar, conversar, etc.
“El pensamiento debe ser una función vital” decía Schopenhauer como lo es dormir, respirar, comer…; conmino a toda Real Academia de la Lengua a realizar una cruzada encaminada a desterrar la palabra aburrimiento de nuestro diccionario, y así provocar un efecto disuasivo especialmente en nuestros niños y jóvenes; la última palabra la tiene la Dra. Susana C. de Espinosa, póngalo a consideración en las más altas instancias de los cenáculos académicos, donde se deliberan temas lingüísticos de trascendencia.