Deseo hacer mención a tu nota titulada “Un titán”, que apareció el martes 22 de enero en EL COMERCIO. Obviamente me siento muy, pero muy agradecido por tus amables palabras. No sabía que te encontrabas en el concierto y por eso mi sorpresa al leer la nota. Me sentí muy contento al leer tus palabras, un texto proveniente de un claro conocedor del tema, con quien siempre disfruto conversar sobre asuntos de arte. Tus palabras me llenaron de regocijo y te escribo este mensaje para hacerte constar mi real y profundo reconocimiento. Mi obra, Rumiñahui, fue escrita hace 20 años y, como bien dices, no se escapa de ciertas influencias de la música rusa, aunque están ahí sin pensarlo, quizá sin quererlo.SFlbLa portentosa obra de Mahler es una de mis preferidas. Tuvimos dos semanas de intensos ensayos . Lo que más me agradó fue encontrar absoluta disposición y buena voluntad para el trabajo de todos los miembros de esa querida institución. Fueron dos semanas para construir con paciencia y meticulosidad esa enorme catedral mahleriana. Al final, la orquesta se entregó completamente; pienso que más de eso ya no podía dar esa noche: ¡lo dieron todo! Yo disfruté enormemente cuando dirigía la obra y me sentí libre sin la molestia de un atril delante mío.
Palabras como las tuyas constituyen un enorme premio al trabajo sacrificado que implica preparar una obra como aquella y también significan la muy apreciable valoración de una persona conocedora.