En estas elecciones nuevamente la mayoría de organizaciones políticas insultan la inteligencia de los ecuatorianos, menosprecian la dignidad y capacidad de juicio y razonamiento de los electores, porque lejos de presentar propuestas de política pública consistentes, pretenden imponerse con una avalancha de demagogia, comprando sus votos con bonos y dádivas, y aplicando la vieja receta de candidatizar a personajes de la farándula que no poseen la mínima formación requerida.
Si estos políticos se salen con la suya y son electos en el próximo proceso electoral, lamentablemente se comprobaría al menos tres hipótesis: que el actual sistema político electoral sencillamente no funciona; que una mayoría de candidatos e incluso electores evidencian flaqueza ética, y que no hay un verdadero desarrollo de la sociedad ecuatoriana, pues el indicador clave de desarrollo integral de un país es el grado de conciencia de su población.