El ingrediente geopolítico también adereza el más reciente capítulo del esquema de corrupción que ha echado raíces en la FIFA.
El componente geopolítico ha jugado en contra de la dirigencia del organismo con sede en Zúrich, Suiza. Y ha hecho que todos los reflectores se posen sobre el escándalo que ha terminado por minar la imagen de la organización rectora del balompié mundial; de su mandamás, el suizo Joseph Blatter, y de una galería de personajes que han convertido al rey de los deportes en una forma para hacer fortuna y así consumar sus sueños de gozar de ‘la dolce vita’ durante décadas.
El factor geopolítico ha entrado en juego por la acción de la Fiscalía de Estados Unidos, que ha aplicado el principio de “extraterritorialidad” de la justicia. Y ha sido como un as bajo la manga que ha terminado por confirmar una aseveración que hace el periodista y escritor británico John Carlin. Este, en un extenso material que publica el diario español El País, ha asegurado que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) no es más que una ONG transformada en un nido de ladrones. Carlin es, además, el autor de la biografía del gran Nelson Mandela, uno de los íconos de la centuria pasada.
Un nido en el cual, por ejemplo, su cabecilla recibía el exorbitante sueldo de unos USD 2 millones mensuales. Y que, además, se parece más que nada a un clan del crimen organizado, según señala el escocés Andrew Jennings. Este periodista de investigación –que como los de su estirpe son un dolor de cabeza para los corruptos de toda clase- es el autor de dos reveladores libros sobre los escándalos en el emporio balompédico que en el 2014 tuvo ingresos de USD 2 000 millones: ‘Tarjeta roja. El libro secreto de la FIFA’ (2006) y ‘Omertà: La FIFA de Sepp Blatter, familia del crimen organizado’ (2014).
Vistas así las cosas, no debiera sorprender el anuncio de la renuncia de Blatter, que se produce cuatro días después de su cuestionada reelección, que tuvo lugar después del arresto de siete dirigentes de la FIFA. Más bien se entiende como una goleada –con muchos autogoles- que el organismo con sede en Zúrich ha encajado en el juego de la geopolítica.
El dirigente suizo, que es investigado por el FBI estadounidense, ha recibido el amplio respaldo del mandatario ruso, Vladimir Putin. Es más: este ha deslizado que se pretende quitar a su país la sede de la Copa del Mundo. “Sabemos la presión que se ejerció sobre Blatter con el objetivo de quitarle a Rusia el Mundial de 2018″, ha asegurado el Jefe del Kremlin
El ‘tsunami’ que azota a la FIFA puede también entenderse como un ‘efecto colateral’ de la creciente crispación entre Moscú y Washington. Una confrontación comercial-económica-financiera-política que se ha intensificado a raíz del conflicto en el este de Ucrania y que ha reavivado los fantasmas de la Guerra Fría.
En el trasfondo de la Guerra Fría del siglo XXI, no resulta improbable que como resultado de los coletazos de la red de corrupción creada en la FIFA, finalmente pudiera revisarse la asignación de las sedes de los dos próximos mundiales.
O peor aún: organizarse una Copa paralela a la de 2018. Una idea en ese sentido ya fue lanzada en estos días por el presidente de la Federación de Fútbol de Inglaterra, Greg Dyke. El exdirector de la cadena pública británica BBC aclaró que la intención de echar abajo el Mundial en Rusia “es una fuerte decisión que pueden tomar los grandes países”.
Además, antes de la realización del Congreso de la FIFA en Zúrich, en el cual Blatter fue reelegido, Michel Platini –presidente de la UEFA- dejó abierta la puerta a un retiro de los seleccionados del Viejo Continente de los certámenes organizados por la FIFA.
¿Se realizará el Mundial de Rusia 2018? ¿Se llevará a cabo un Mundial paralelo? Las respuestas a estas preguntas y a otras más posiblemente se conocerán después de un nuevo juego en el tablero geopolítico.