El mensaje del jesuita Jorge Bergolio, el primer Papa latinoamericano, resuena en el mundo desde el primer día de su pontificado. Ecuador recibe al vicario de Cristo, a los 30 años de la visita de Juan Pablo II, otro peregrino excepcional. La opción preferencial por los pobres es una línea pastoral evangélica, que marcó a la Iglesia Católica desde el Concilio Vaticano II.
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Hace treinta visitó el Ecuador el Papa Juan Pablo II. Gobernaba León Febres Cordero en 1985, y entonces como hoy el país afronta situaciones tensas en lo económico y político. La palabra del Papa vino a ‘refrescar’ el ambiente y crear condiciones para aquietar los ánimos y buscar salidas a la crisis.
La doctrina social de la Iglesia
Uno de los puntos básicos del discurso de la Iglesia Católica ha sido desde hace mucho tiempo, la opción preferencial por los pobres. El Concilio promovido por Juan XXIII -que abrió literalmente las puertas del Vaticano a la modernidad- dio la apertura para la realización de las Conferencias Episcopales de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, en el contexto latinoamericano.
El papa Francisco afirmó que la familia debe ser ayudada y que esto no debe entenderse como “una forma de limosna”, sino que es una verdadera “deuda social respecto a esta institución”, durante su homilía en la misa que ofició en el parque Samanes, en Guayaquil. Fotos: EFE-AFP
Estas conferencias trazaron el camino de la nueva evangelización, en el continente denominado de la esperanza, que tiene el mayor número de católicos del orbe. Pero ese camino no fue fácil –sobre todo para el sector conservador de la Iglesia-, que vio a la teología de la liberación como una amenaza, por la supuesta interpretación del evangelio por curas ubicados en el progresismo o cercanos al socialismo.
Con la llegada del Papa Francisco –elegido por el cónclave de cardinales, luego de la sorpresiva renuncia del Papa Benedicto XVI, agobiado por problemas graves-, la Iglesia ha fortalecido y actualizado su doctrina social. Dos documentos confirman lo dicho: la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”, o “La alegría del Evangelio”, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, y la Carta Encíclica “Laudato Si” o “Alabado sea”, sobre el cuidado de la casa común: la naturaleza.
La palabra de Francisco
“¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los podres!” fueron las primeras palabras del sacerdote jesuita, Jorge Bergolio, nacido en Argentina, hoy Papa Francisco, que retumbaron en los cinco continentes.
Pero no solo lo hizo con una expresión verbal pasajera, sino como una actitud refrendada en los hechos, como cuando fue cardenal de la República Argentina: vive en forma sencilla, se ha subido a furgonetas, compartido la eucaristía con jardineros, se ha acercado a los más humildes y desposeídos, y ha asumido posiciones en favor de la paz mundial: mantuvo reuniones con líderes judíos y palestinos, porque “para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra”.
Varias frases son parte de una colección de mensajes, que llenan las páginas de los libros y periódicos: “¡Claro que eres un hijo de la Iglesia”!, le dio a un transexual español. “Al mundo de hoy le falta llorar –dijo en Manila-. Lloran los marginados, los que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar”, al enfatizar que “es un deber escuchar la voz de los pobres”.
Para ello –prosigue el Papa Francisco- “se debe despertar la palabra, porque cada palabra tiene dentro de sí una chispa de vida, y este es el primer deber del comunicador”.
Una frase polémica del Papa Francisco publicó el diario italiano “Il Messagero”. En esa entrevista afirmó que “los comunistas “han robado” a los cristianos “la bandera de los pobres”, porque la pobreza está “en el centro del Evangelio” y ha asegurado que “la bandera de los pobres es cristiana”. “Los comunistas dicen que todo esto es comunista, sí, cómo no, 20 siglos después. Entonces cuando hablan, se podría decir: ¡vosotros sois cristianos!”, añadió.
“Por eso me duelo ver a una monja o un cura con el último modelo de coche”, dijo el Papa Francisco ante seis mil seminaristas y novicias reunidas en el Vaticano. Y pidió que la Iglesia no siga la riqueza y los religiosos sean coherentes con su voto de pobreza.
Tirón de orejas
Cuando ha podido el Papa Francisco también ha tirado las orejas de la Curia romana reunida y sus clérigos: “Los sacerdotes son como los aviones: solo son noticia cuando caen”. En esa ocasión se refirió a las “enfermedades y tentaciones”, como la acumulación del dinero y poder, el exhibicionismo, la sensación de sentirse superiores a los demás o el “alzheimer espiritual” porque han perdido la memoria de su encuentro con el Señor”.
Por eso su exhortación es muy seria y actual: “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata”.
¡Bienvenido a tierras ecuatoriales, Papa Francisco!