La Silla Vacía

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Murió Tzvetan Todorov, apóstol del humanismo, pensador de la confusión contemporánea

La noticia fue inesperada. El 7 de febrero pasado falleció en París, el escritor búlgaro-francés Tzvetan Todorov, conocido en el mundo por haber iluminado el siglo XX y mirado los problemas del siglo XXI, que se traducen en ‘la confusión contemporánea’. Filósofo, lingüista, semiólogo y teórico de la literatura, Todorov fue uno de los observadores más lúcidos del desorden de las sociedades posmodernas. En las siguientes líneas una síntesis de su trajinar intelectual.

 Nacido en Sofía, Bulgaria, en 1939, Tzvetan Todorov murió en Paris, en 2017, a los 77 años, luego de una larga y genuina vocación por la humanidad. Recordado como el apóstol del humanismo, sus ideas contribuyeron a entender las principales crisis de Oriente y Occidente, y a replantear la tesis de la denominada ‘otredad’, en su libro ‘La conquista de América: el problema del otro’, editorial siglo XXI.

Se consideraba un ‘hombre desplazado’, como le gustaba autocalificarse. Todorov se distinguió por su espíritu inclasificable y su afición a traspasar fronteras entre disciplinas. Se mantuvo a una distancia prudencial de los apóstoles del posestructuralismo, como Foucault o Derrida, y nunca acabó de encajar entre los nuevos filósofos.

Todorov fue profesor y director del Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje, en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), en París. También dio clases en Yale, Harvard y Berkeley.

• Humanista crítico
Doctor en Psicología, Todorov fue uno de los intelectuales más luminosos del planeta; un pensador multidisciplinar, humanista crítico y comprometido con el hombre concreto, de raíces ilustradas, con una vasta obra que fuera reconocida con el premio Príncipe de Asturias, en 2008, y la Medalla de la Orden y de las Letras de Francia. Sus títulos son decidores: ‘El hombre desplazado’ (1997), ‘Memoria del mal, tentación del bien’. ‘Indagación sobre el siglo XX’ (2002), ‘El nuevo desorden mundial (2008)’, ‘La literatura en peligro’ (2007), ‘La experiencia totalitaria’ (2010) y ‘Los enemigos íntimos de la democracia’ (2012).

‘Ninguna curiosidad le fue ajena -dice un comentarista-. Teórico literario, crítico de arte y literatura, lingüista, filósofo, historiador. De los formalistas rusos a la filosofía del lenguaje. De los maestros de la pintura flamenca del renacimiento a Goya. De la conquista de América a los campos de concentración. De Oscar Wilde a Rilke. Y de todas esas sendas a la dirección única de la democracia. Ésta es uno de los grandes temas de su pensamiento. De cómo algo sublime se ha degradado hasta ser un artefacto de fabricación casera’.

Todorov se mostró fascinado por la figura del insurgente, a quien dedicó su último ensayo publicado, ‘Insumisos’ (Galaxia Gutenberg), una galería de retratos de personajes históricos que supieron oponerse al poder, de Boris Pasternak a Edward Snowden, pasando por la étnologa francesa Germaine Tillion, figura de la resistencia contra los nazis, con quien intimó poco antes de su muerte.

• Imprecisión del optimismo
Los principales rasgos de sus pensamientos quedaron arraigados en sus libros y en algunas entrevistas. En una de ellas, publicada en el periódico El Mundo, Todorov declaró: ‘Quizá sea un ingenuo, pero no creo que nada de lo que sufrimos hoy sea irreversible. Me niego a creer en una fuerza sobrenatural que nos impone cosas que no se puedan cambiar. Esto es un asunto humano. Y los cambios vendrán de nosotros’. Por eso, al ingresar el lector en sus textos descubre la ‘imprecisión del optimismo’; es decir, la ‘trinchera de la esperanza’, según sus palabras.

• El miedo a los otros
‘Las palabras le salían a Todorov como ríos de caudal inmenso, dice un prologuista. Porque él se impuso el trabajo de descifrar lo que Europa puede ser realmente. Y hacia dónde se encamina, qué futuros manipula, qué disfraces de bandera esgrime en su caída... Este hombre era un producto del comunismo sulfúrico. Un referente por rechazo. Le tocó nacer en Sofía, en 1939, donde estaba abolida la libertad, la alegría, el pensamiento. Soportó el autismo totalitario hasta los 24 años, cuando desembarcó en París bajando del fondo de un tren helado. Allí confeccionó un pensamiento crítico desde la lucidez, jamás desde el rencor. Y eso le otorgó un mirar panorámico’.

Decía Todorov: ‘En la sociedad actual estamos exagerando el miedo a los otros. Y ese terror a los que consideramos bárbaros nos convierte en bárbaros a nosotros’. Sabía bien el peso de cada una de esas palabras. Propuso una lectura crítica en ‘Nosotros y los otros’ (1989). Fijó su mirada en la cuestión de la alteridad en las sociedades coloniales y sus consecuencias en el mapamundi poscolonial que conocemos hoy. ‘Cada individuo es multicultural. Las culturas no son islas monolíticas’.

• Encuentro de dos mundos
Tzvetan Todorov también miró a América. E hizo extraordinarias contribuciones. Una de ellas es ‘La Conquista de América: el problema del otro’. Preconizó el ‘encuentro de dos mundos’, donde recoge sus preocupaciones antropológicas y filosóficas del Otro. Sus líneas de análisis son: ‘el descubrimiento del Yo es posible solo a través del descubrimiento del Otro, el cual es solamente una abstracción construida por el Yo; otra establece: el pasado anuncia al presente, y como parte de la búsqueda del Yo actual, es importante el estudio del Nosotros en el pasado’.

A partir de estas premisas, ‘Todorov se propuso demostrar: 1) que la conquista de América vaticina y establece nuestra identidad presente y nuestra nueva relación con el Otro, y 2) que el triunfo de la conquista se debió, primero, al ‘arte de la adaptación y la improvisación’ de los conquistadores; segundo, a su superioridad en la comunicación de los signos, y tercero, al hecho de que en las múltiples combinaciones de la tríada amor-conquista-conocimiento (sobre el Otro) subyacía la firme convicción de la superioridad europea y, consecuentemente, de que había que asimilar a los nativos’.

• Algunas frases de Todorov
. ‘Hay formas de mantener la dignidad moral en circunstancias extremas’.
. ‘El amor es lo más sagrado del mundo moderno’.
. ‘La resistencia es fundamental en democracia’.
. ‘Pocas personas se sacrificarían hoy día por Dios, por la nación o por la clase obrera, es decir, por abstracciones, pero muchos padres están dispuestos a sacrificarse si la vida de sus hijos está en peligro y lo mismo se podría decir de otras formas de amor’.
. ‘Una persona sonríe a otra por la calle, y si los dioses están con nosotros, si se han echado los dados de una cierta manera, estos encuentros fortuitos se pueden transformar en la base, el fundamento de toda una vida’.

En suma, para Todorov la vida no tiene límites ni horizontes. Bueno sería que sus luces iluminen a los políticos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.