La Silla Vacía

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Estado, mercado y sociedad civil: ¿nuevos papeles y relaciones?

Esta triada está ahora en discusión. El mundo ya ha probado algunos regímenes, con énfasis en el Estado, el mercado, aunque no todavía, con rigor, en la sociedad civil. Pero las tres vías están vigentes, que los ciudadanos debemos estar abiertos para participar y no caer fácilmente en manos de los populismos de derecha o de izquierda.

Una apretada síntesis nos lleva a identificar tres ámbitos de la vida jurídica-política que es necesario precisar: 1) el Estado como ente regulador de las políticas públicas, amparado por la Constitución, que ejerce por mandato de las leyes; 2) el mercado, que está asentado en su propia lógica –la iniciativa privada-; y 3) la sociedad civil –denominado tercer sector-, que se ha instalado no solo en la teoría del desarrollo humano, sino en la práctica social, política y económica.

• Modelos
Las ciencias políticas explican con hondura estos modelos, que históricamente han sido probados, con notables consecuencias o efectos. El modelo ‘estatista’, por ejemplo, dio origen a varias propuestas que se ejecutaron con sustento ideológico evidente: el modelo liberal, centrado en el individualismo, la libertad y la democracia representativa, se contrastó con el modelo socialista que ajustó su accionar en el colectivismo, el dirigismo y el poder del partido único. No es el momento de analizar los impactos o resultados de estos modelos, pero está claro que el sistema mundial –nos guste o no- está gobernado por la globalización, de la mano de los tratados de libre comercio y un fuerte componente tecnológico.

El sector privado, en cambio, se activa en las arenas del mercado, que nutre al sistema de producción, circulación y consumo de bienes y servicios. Regulado por el Estado, en cada país, el sector privado tiene más o menos injerencia de conformidad con la aplicación de las políticas macroeconómicas.

Y con la sociedad civil organizada–advertida por Manfred Max-Neff y ‘El Desarrollo a Escala Humana’- nació una tercera vía ante el modelo ‘desarrollista’ como meta del capitalismo y socialismo. Así, el desarrollo humano, sostenible y sustentable, reconocido por las Naciones Unidas, abrió las puertas del tercer sector, que concentra su atención en la satisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos –educación, salud, nutrición y empleo-, y el mejoramiento de la calidad de vida consecuente. En el ámbito político la democracia representativa debería dar paso a la democracia participativa, el menos en teoría.

• Derivaciones
El modelo ‘estatista’ derivó, en sus extremos, a la ficción de la dictadura del proletariado y al colapso del socialismo de Estado, que fue estigmatizado por la teoría del ‘ogro filantrópico’, postulado por el mexicano Octavio Paz, y en el caso capitalista –mal llamado neoliberal- en la vigencia de un sistema anclado al capital, las transnacionales y el mercado global.

Existen, al respecto, estadísticas de las Naciones Unidas –como los Índices de Desarrollo Humano-, Banco Mundial y otros organismos multilaterales que identifican el crecimiento de la economía, y, paradójicamente, la poca incidencia en la reducción de la pobreza y pobreza extrema, el aumento de la deuda y el servicio de la deuda, y la provisión de armamentos.

• Muhammad Yunus
Las experiencias y propuestas para reducir la pobreza han sido desarrolladas en varios países: ‘La historia de los microcréditos, la herramienta financiera basada en los préstamos a pequeña escala, consagrados a los emprendedores de las regiones más desfavorecidas del planeta, comienza en 1976, cuando Muhammad Yunus llegó a un pueblo de Bangladesh, Jobra, devastado por las inundaciones. Al economista se le ocurrió prestar a un grupo de mujeres de la comunidad 27 dólares, sin intereses, para financiar distintas iniciativas de emprendimiento. Desde entonces, los microcréditos se han convertido en un icono global de la cooperación al desarrollo, hasta tal punto que en 2005 el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, se refirió a ellos como una herramienta fundamental para la lucha contra la pobreza y la emancipación de las mujeres en todo el planeta. Un año después, el propio Yunus recibió el premio Nobel de la Paz por su lucha, canalizada a través del Grameen Bank, para lograr una economía justa para las clases pobres’.

• Hernando de Soto
Otra propuesta, en América del Sur y aplicada en varios países subdesarrollados, fue promovida por Hernando de Soto, quien, al descubrir la existencia de la informalidad y su poderosa influencia en las economías subterráneas de América Latina, insistió en la creación de una sociedad de propietarios, que permita, progresivamente, la creación de condiciones para formalizar las actividades económicas y organizar una nueva ciudadanía social articulada al trabajo y la producción.

Parece increíble, pero, al parecer ‘un aspecto único e ignorado de los derechos es el vínculo inexorable en la pobreza dominante –en cerca del 60% de la humanidad- y la ausencia de protecciones jurídicas para los pobres’. Las investigaciones del economista Hernando de Soto, de nacionalidad peruana, –conocido por su obra ‘El otro sendero’, 1986- apuntan en esa dirección. La idea básica es lograr el ‘empoderamiento de los pobres’, que consiste en formular políticas en todo el mundo orientadas a crear un sistema de propiedad legal, ‘que determinará que los empresarios individuales y las economías nacionales tengan oportunidades’, en los países en vías de desarrollo.

De Soto, en la mencionada obra, probó que un sector importante de la economía en los países del Tercer Mundo es informal, y que no por ser informal el movimiento de los recursos se lo puede desestimar; al contrario, según el investigador las economías informales ‘mueven’ valores y transacciones por el setenta por ciento de la población.

En la práctica el proyecto ideado por Hernando de Soto significó la legalización en Perú de 300 empresas, que antes operaban en la informalidad (léase, clandestinidad), es decir, ‘fuera de los libros’ de contabilidad. Los resultados han sido sorprendentes en Perú. Los dirigentes políticos se dieron cuenta que estas reformas movilizaron a medio millón de trabajadores, al pasar de la economía subterránea a la economía legal. Se generó más empleo, más oportunidades de producción, y más ingresos tanto para los trabajadores como para el Estado, por más de 300 millones de dólares anuales.

• Nuevas relaciones
La eliminación de la pobreza y la pobreza extrema –y sus causas- son entonces una pieza clave de las políticas públicas, en el corto, mediano y largo plazo.

‘Inflar’ más el Estado –que ha sido por antonomasia obeso e ineficiente- es una estrategia; otra, como queda dicho, es reducir el papel del Estado y ‘abrir’ espacios a la empresa privada, con reglas de juego claras para la inversión; e intentar nuevos sistemas de organización social, para que la sociedad civil, con microcréditos, pueda salir del círculo vicioso de la pobreza.

Las nuevas relaciones entre el Estado, el mercado y la sociedad civil pueden dar esperanzas para salir de la crisis, y sobre todo, para salir de la pobreza. Para ello es urgente un nuevo contrato socio-económico, un contrato fiscal, un contrato ambiental y un nuevo contrato educativo-cultural. ¡Porque el sistema actual ya no resiste!