El Grupo Faro/Ecuador y el Centro de Políticas Comparadas de Educación, de la Universidad Diego Portales, de Chile, plantean en el proyecto “Más saber América Latina” nuevas estrategias para abordar el reto actual: revertir la tendencia de producir apenas el 2.3% del conocimiento científico que genera el mundo, pese a representar el 10% de la población global. Una de ellas es crear una red entre universidades y los “tanques de pensamiento”.
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“La velocidad de los cambios sociales, económicos y culturales que vivimos en América Latina, a veces dificulta poder empinarnos sobre la bruma de la turbulencia para atisbar lo que somos y lo que podríamos ser”, expresa Orazio Bellettini, ejecutivo de Grupo Faro, Ecuador.
“Más saber América Latina”
“Con el análisis de estudios de caso en nueve países latinoamericanos y una investigación de alcance regional, el proyecto “Más Saber América Latina” permitió mejorar nuestro entendimiento de cómo se genera conocimiento en nuestra región. Y es que cuando pensamos en la sociedad del conocimiento tendemos a imaginarnos lugares como el Valle del Silicón en California donde nació la Internet o Finlandia donde se desarrollaron varios de los mayores avances de la telefonía celular. Este proyecto de investigación ayudó a constatar que no hay un referente único de sociedad del conocimiento, y por tanto nuestro desafío es construir un modelo latinoamericano que tenga raíces en nuestra realidad cultural, social, política y económica”.
Diversidad de conocimientos
“Para avanzar en esa dirección –subraya Bellettini- es importante reconocer que somos una región que cuenta con una diversidad de conocimientos tradicionales y saberes que se encuentran distribuidos en una multiplicidad de actores de la sociedad, y que no necesariamente han sido incorporados en las mediciones de producción de conocimiento utilizadas en la actualidad”.
“Algunos ejemplos de los conocimientos mencionados están vinculados con los saberes de las propiedades curativas de una diversidad de plantas que poseen nuestras comunidades, y que han permitido desarrollar medicinas hoy ampliamente utilizadas”.
Construcción de redes
“El estudio mencionado propone entender que el conocimiento no se genera en el vacío, sino en un ecosistema en el cual se encuentra distribuido entre los miembros de la sociedad y que, por tanto, se requieren construir redes integradas por organizaciones y personas encargadas de conectarlo, recombinarlo y aplicarlo de forma más efectiva e innovadora”.
“Para lograr que América Latina se convierta en una región de conocimiento es importante complementar el tradicional modo 1 de producción de conocimiento, que ha estado centrado en los expertos con otros modos que incorpora una diversidad de actores de la sociedad en la producción de conocimiento, conocido como modo 2”.
Dos actores claves
“Esta red de generación de conocimiento ayudará a que América Latina incremente significativamente su capacidad de producir buenas ideas. Existen dos actores claves en este proceso: los “think tanks” o tanques de pensamiento, y las universidades”.
“Existen 3518 universidades y cerca de 638 centros de políticas públicas en América Latina. Si estos estamentos estarían articulados en la generación de conocimientos habría mejores posibilidades para promover la erradicación de la pobreza, la mitigación del cambio climático y la producción de mayores innovaciones tecnológicas”.
“Sin embargo –añade Bellettini- en el estudio se constata que las universidades y centros de políticas públicas no colaboran en todo lo que sería posible y conveniente. Esta constatación de alguna forma refleja la realidad latinoamericana donde, a diferencia de Europa, no existen programas de intercambios entre estudiantes ni investigadores, y es por ello, al menos en parte, nuestros sueños de integración no dejan de ser retóricas bien intencionadas que no logran movilizar a actores que la llenen de contenidos y mecanismos que permitan hacerla realidad”.
“Pero lejos de desalentarnos, esta constatación debería animarnos a identificar oportunidades para promover más colaboración entre universidades y centros de investigación”.
Diálogo es la propuesta
Promover un diálogo para avanzar en esa dirección, proclama José Joaquín Brunner, especialista chileno, de reconocido prestigio internacional. Para ello es urgente “una nueva geopolítica de generación del conocimiento y las transformaciones institucionales y de gobernanza democrática, que son necesarias en nuestra región para incrementar nuestra participación en las redes globales de conocimiento y construir así sociedades más innovadoras y democráticas”.
“Sin un espacio común que en la práctica contenga nuestros sueños de integración –reafirma Orazio Bellettini- estos flotan libremente en el aire, siempre ilimitados, siempre retóricos; elocuentes, sí, pero vacíos de contenidos, de objetivos, de metas y mecanismos para llevarlos adelante”.