Campo de desplazados de Benzvi, Bangui, República Centroafricana. Médicos Sin Fronteras acude a Benzvi dos veces por semana. En un día normal, MSF atiende alrededor de 150 pacientes, la mayoría busca asistencia para enfermedades como la malaria, infeccio
Mientras que la República Centroafricana (RCA) espera la ronda final de las elecciones presidenciales, que se llevarán a cabo este mes, la amenaza de violencia entre comunidades mantiene nerviosa a la población, pues muchos temen que la tensión estalle en cualquier momento.
El empeoramiento de la seguridad también ha destrozado las esperanzas de las 450 000 personas desplazadas -y de un número similar de refugiados que han huido a países vecinos- de regresar a su hogar en un futuro cercano.
Desplazados de sus casas
Campo de desplazados de Benzvi, Bangui, República Centroafricana. Médicos Sin Fronteras acude a Benzvi dos veces por semana. En un día normal, MSF atiende alrededor de 150 pacientes, la mayoría busca asistencia para enfermedades como la malaria, infecciones respiratorias y diarrea –resultado de las deplorables condiciones del campo. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Nadège, de 30 años, junto a sus hijos Prosper y Gabriella, en el campo Benzvi, en Bangui. Cuando la violencia se desató en diciembre de 2013, ella huyó de su distrito natal y ha vivido aquí desde entonces. Para sobrevivir, hornea pasteles y los vende en la calle Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Nina Wongbo, 35 años, en el campo Mpoko para personas desplazadas, Bangui. Con el fin de tener algo que comer, muchos dependen de pequeñas parcelas de tierra para cultivos. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
El bebé de Mireil Bozanga, de 17 años, fue pesado por personal del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el campo Benzvi para personas desplazadas en Bangui. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Valentin Nguenendji, en el campo para personas desplazadas de Mpoko, en Bangui. Valentín huyó de su barrio el 5 de diciembre a raíz de un brote de violencia. Hombres armados entraron y mataron a dos de sus vecinos y a uno de sus hijos, y luego saquearon su casa. Valentin tuvo que enterrar a su hijo en una parcela de su propiedad porque era muy peligroso ir al cementerio. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Una mujer duerme en el piso, debajo de un viejo avión, en el campamento de Mpoko, junto al aeropuerto de Bangui. Durante el día, algunas personas vuelven al barrio donde viven, pero tienen demasiado miedo de quedarse allí por la noche por lo que regresan a los campamentos. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Amin Afis, 37 años, en un campo para personas desplazadas en la Mezquita Central de Bangui. Él es un excomerciante de diamantes y artista, y ha huido a la Mezquita Central en el distrito PK5. Hoy él sobrevive gracias a la solidaridad de sus vecinos. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Lucienne Bironta vive en el campamento de Mpoko ha vivido durante dos años en el campamento de Mpoko. Luego de que cuatro de sus vecinos resultaron asesinados, se vio forzada a huir y a llevar a su familia a un lugar seguro. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Retrato de Ethna, 22 años, en el campo de Benzvi, Bangui. Ella huyó luego de que su casa fue atacada por grupos armados que se llevaron todas sus pertenencias y mataron a tres vecinos de su barrio. Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Vista general del campamento para personas desplazadas en Mpoko, Bangui. Muchas personas huyeron de sus hogares con pocas o ninguna de sus pertenencias, y están durmiendo en tiendas improvisadas o al aire Foto: Cortesía Luca Sola/ MSF
Médicos sin Fronteras (MSF) trabaja en República Centroafricana desde 1997 y, actualmente, cuenta con más de 300 trabajadores internacionales y más de 2 000 trabajadores centroafricanos en el país.
Además de Bangui, MSF tiene actividades en 15 localidades centroafricanas, y también brinda asistencia a los refugiados centroafricanos en los países vecinos de Chad, Camerún y República Democrática del Congo.
Por Médicos Sin Fronteras / www.msf.org.ar