El guapo de la barra

Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO.

Alejandro Ribadeneira

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central. Es periodista desde 1994. Colabora con el Grupo El Comercio desde el 2000 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente ocupa el cargo de Editor Vida Privada.

José Francisco Cevallos, ¿del BSC y de la Gobernación a la Alcaldía de Guayaquil?

José Francisco Cevallos será Gobernador del Guayas, en una evidente maniobra que debe ser analizada como lo que es: una nueva y descarada intromisión del poder en el fútbol. Una de tantas de la historia del país, sin importar el color político. Si Eduardo Maruri quiso ser Alcalde de Guayaquil y luego Presidente tomando el atajo de dirigir administrativamente a un Barcelona SC campeón (y falló porque el plantel casi se va al descenso), en esta ocasión Cevallos  refina la fórmula y va por el paquete completo. Ya lidera a un BSC que emociona enormemente a sus hinchas como si ya hubieran obtenido la Champions League, pero como Gobernador podrá (mejor dicho, deberá) hacer contrapeso a un Jaime Nebot que ya está de salida, mientras concreta su futura candidatura a la Alcaldía. Sí, suena cruelmente irónico que la política termine enfrentando al presidente de BSC con el simbólico presidente vitalicio de los toreros.

También se está concretando un viejo sueño del populismo bucaramista, que era controlar Carondelet, el Municipio de Guayaquil y los dos clubes del Astillero. Abdalá estuvo cerca, pero no tuvo tiempo ni cintura para derrotar a León Febres Cordero, el alcalde porteño de ese entonces, y así arrebatárselo todo al PSC. Dentro de dos años, quizás este póker sea posible, pues no suena ilógico que Cevallos derrote a Cynthia Viteri en las urnas. Y, por qué no, quizás también se esté forjando un presidenciable, una alternativa, un plan C por si acaso los objetivos velasquistas de Rafael Correa no se concreten por alguna razón y sea necesario recurrir a una personalidad para la papeleta. Hay que pensar a largo plazo.

Cevallos, que falló en su empeño de darle a Rafael Correa una medalla olímpica cuando fue Ministro del Deporte, se siente lo suficientemente respaldado para jugar a doble banda. Por eso se anima a dar este paso. Hasta ahora, ha tenido relativo éxito en sus correrías. Fue el ministro más popular de Correa desde el 2011, cuando aceptó el cargo mientras aún era arquero de LDU, hasta que debió irse en el 2014, en medio de las controversias relacionadas por la toma del Comité Olímpico y el nombramiento de autoridades. Pero no quedó huérfano de respaldo oficialista, como lo demuestran las nacionalizaciones de algunos jugadores canarios por “servicios relevantes”, así como el auspicio de una entidad pública y que nunca dejó de ser verdeflex. Cevallos nunca levantó la voz y sigue cumpliendo su papel de rostro amable del Régimen.

Si cumplir el plan político en la Gobernación parece sencillo, lo deportivo se antoja mucha más fácil. Con la debacle de los clubes quiteños, hundidos a un punto de insolvencia sin precedentes, prácticamente queda listo el camino para obtener más títulos para los equipos de la Costa, sobre todo del Astillero. Como la Tricolor ya no transmite confianza en su ruta al Mundial de Rusia, qué mejor que treparse a un BSC victorioso, arrollador, que reedite las (casi) gloriosas Copas de los 90, cuando el aire olía a caramelo y el PSC lo utilizaba como estupendo trampolín al Congreso. Hoy, Cevallos es el nuevo usuario del trampolín. Se verá qué tan lejos lo impulsa esta vez. Si no alcanza para la Alcadía, quizás sí llegue a la Ecuafútbol, otro precioso botín que tarde o temprano será reclamado.