El Movimiento Animalista del Ecuador entregó en días pasados a la Asamblea Nacional, el proyecto de Ley Orgánica de Bienestar Animal (LOBA). Por interés público y porque –según se ha dicho- esta ley no concierne solamente a las mascotas sino a todos los animales, contribuyo con este ensayo gracias a un estupendo libro ‘Un cocodrilo para desayunar’, de Vitus B. Dröscher.
La vida en pareja no ha sido inventada por el hombre… El arte tampoco es un patrimonio del ‘homo sapiens’. Un libro maravilloso –‘Un cocodrilo para desayunar’, de Vitus B. Dröscher– nos aproxima al conocimiento de la sorprendente conducta animal. Esta obra insólita se refiere a los trabajos de su autor, famoso etólogo y zoólogo alemán.
Básicamente es una historia de animales, interesante y significativa. En ella desfilan jirafas, hipopótamos, cuervos, elefantes, ardillas, cangrejos, delfines y otros ejemplares del reino animal. De estas singulares historias he rescatado dos ‘extraños’ episodios.
Entre los hipopótamos gobiernan las damas
La ‘señora’ hipopótamo –que pesa ‘apenas’ unos doscientos kilos– ejerce un dominio sobre los machos. Desde este punto de vista es un caso ideal de emancipación femenina.
Al principio las ‘visitas’ masculinas son totalmente platónicas, pero cuando llega la época de celo, los hipopótamos hembras son los únicos que pueden elegir ‘marido’.
Curiosamente, antes que se produzca la elección reina entre las marginadas figuras masculinas un auténtico terror. Todos los ‘galanes’ se esfuerzan en conseguir el mejor sitio al alcance de la vista de las hembras. El más avispado se coloca a unos treinta metros de su rival inmediato, abre su boca gigantesca y lanza mugidos que hacen temblar el aire. Acto seguido los dos se sumergen como queriendo jugar a la ‘gallinita ciega’.
Si los dos machos salen a la superficie uno cerca del otro comienza el tercer acto: la guerra del olor apestoso. La batalla la gana el macho…que logra producir la mayor cantidad de excrementos en el menor tiempo. Estos son lanzados, girando como hélices, con los cortos rabos. Si nadie se da por vencido, los dos adversarios se colocan frente a frente, cabeza contra cabeza, y llevan a cabo un ‘duelo de eructos’. Y esta lucha puede llegar a la agresión con sus colmillos.
Producida la elección, la ‘dama’ y el ‘caballero’ se alejan juntos y solos por la espesura. Después de siete y medio a ocho meses nacerá un bebé hipopótamo: de 1,27 metros de largo y cincuenta kilogramos de peso. ¡Un hipopotamito!
Los chimpancés dibujan…animales
Aunque usted no lo crea, Moja, una hembra chimpancé de tres años de edad, hizo hace poco algo imposible…y que un niño de la misma edad no está en condiciones de realizar: dibujar animales.
Había dibujado un gato y en varias ocasiones un pájaro. Esta novedad causó sensación en los medios científicos, porque hasta entonces se conocía que estos primates podían realizar pinturas abstractas”’ (mezclar colores), desarrollar un idioma de sordomudos con las manos o descifrar figuras plásticas simbólicas, identificándolas como ‘vocablos’. Pero los dibujos figurativos eran otra cosa.
Moja, que desde su nacimiento había conocido ciento diecisiete palabras de los sordomudos, un día se sentó delante de un bloc de dibujo. Trazó algo que podía parecerse a una figura y el doctor Allen Gardner –su ‘padre adoptivo’– pensó que no valía la pena desperdiciar una hoja de papel para tan poca cosa. Le animó para seguir dibujando, pero el chimpancé le extendió la hoja, y en el idioma de los sordomudos, le dijo: ‘Ya está terminado’.
Gardner quedó intrigado sobre lo que quiso decir Moja. Tomó el dibujo y se le ocurrió preguntar. ‘¿Qué es esto?’ Y sin vacilar la mona le respondió: ‘Un pájaro’. Repitió la pregunta y obtuvo la misma respuesta: ‘Pájaro-’, mientras Moja miraba cómo el científico ponía cara de estúpido…
Definitivamente Moja quería pintar un pájaro. Luego dibujó varias veces un pájaro, después una fresa y más tarde un gato. ¡Se habían logrado los primeros dibujos realistas y figurativos de animales realizados por un animal…que no era el ser humano!
A este paso, como van las investigaciones, los animales descifrarán las conductas de los etólogos y zoólogos. Ya verán. Y que el proyecto LOBA tenga éxito.