En el día Mundial de la Salud Mental, mujeres líderes de Tumaco, Colombia, cuentan cómo enfrentaron sus problemas y siguieron adelante para ayudar a sus comunidades, donde la mayoría ha sido víctima de violencia y necesita de manera urgente atención en salud mental.
La violencia en Colombia sigue siendo uno de los mayores problemas para una gran parte de la población, a pesar del fin del conflicto con las FARC-EP. Esto, sobre todo, en las poblaciones de Tumaco (Nariño) y Buenaventura (Valle del Cauca), donde Médicos Sin Fronteras (MSF) ofrece atención psicológica gratuita, debido al déficit en los servicios de salud mental a nivel primario.
Si bien la atención integral en salud mental puede encontrarse en las principales ciudades, los centros de salud de las comunidades más pequeñas o apartadas no cuentan con estos servicios, con lo que parte de la población se queda sin recibir el tratamiento que requiere, a pesar de que sus necesidades son significativas y existe un marco legal de atención, asistencia y reparación integral para las víctimas de los conflictos armados internos.
MSF atiende anualmente un promedio de 6 000 pacientes en Buenaventura y Tumaco que sufren depresión (25%), ansiedad (13%), trastornos mentales (11%) y estrés postraumático (8%). Estas son algunas de las pacientes que, gracias a un tratamiento psicosocial, lograron superar las secuelas del conflicto y fortalecer su liderazgo con la comunidad.
Apoyo psicológico en Colombia
La exposición sistemática a eventos violentos y la dificultad de escapar del círculo de la violencia en entornos urbanos tienen un efecto directo e importante en la salud de las poblaciones. El miedo constante y la desconfianza no solo logran quebrar las estrategias comunitarias de afrontamiento, sino que generan malestares físicos y resquebrajan la salud mental. Foto: ©Fabio Basone
Elva González es lidereza del barrio Once de Noviembre de la ciudad portuaria de Tumaco, ubicada en la costa pacífica de Colombia. Como líder comunitaria y activista por los derechos de las mujeres, vio y experimentó la violencia en la ciudad, que se convirtió en un hecho cotidiano para los habitantes a causa del conflicto. A partir de los servicios de salud mental de MSF, ella trabaja este tipo de problemas con los niños de su comunidad. Foto: ©Fabio Basone
Nurys Oneyda, conocida como “La negra ardiente”, es una líder comunitaria de Tumaco. Ella fue víctima de la violencia que durante muchos años fue parte de la vida cotidiana de este distrito. Hoy, le enseña a los jóvenes de “Chilvi”, una vereda de Tumaco, a canalizar sus problemas a través de la música, así como lo hizo ella luego de pasar por un proceso psicológico. “Trato de aportarle algo bueno a las familias. Estamos entrenando a jóvenes, niños y adolescentes a bailar y a cantar para diluir el miedo”, cuenta Nurys. Foto: ©Fabio Basone
Durante 2015 y 2016, MSF registró un total de 867 incidentes de seguridad en Tumaco, Colombia. A diferencia del distrito de Buenaventura donde la mayoría de ellos se produjeron en zona urbana, en Tumaco el 51% fueron en zona rural y el 49% en zona urbana. ©Fabio Basone
Después de un episodio de violencia, Betty ya no pudo salir de su casa, ni transitar con tranquilidad. Esto la obligó a buscar ayuda. Luego de varias consultas psicológicas recuperó el sueño y la confianza. Además, volvió a su trabajo. Foto: ©Fabio Basone