Los villanos son personajes de ficción que actúan de manera cruel o indigna. Foto: Capturas.
Hay que admitirlo, los villanos tienen un no sé qué que nos atrae, o bueno por lo menos captura nuestra atención. Ya sea por su astucia, su libertad o su poder, estos seres nos hipnotizan hasta el punto de preguntarnos constantemente y, ahora, ¿con qué va a salir?
Silvestre, el Coyote, El Guasón, Lex Luthor, Triple H, Alex DeLarge…El cine, televisión, los cómics y, en general la industria del entretenimiento, nos ha dado algunos personajes de este tipo que resultan entrañables. Aquí algunas de las razones que pueden explicar esta atracción fatal.
Ser muy bueno se puede tornar aburrido. Al menos eso cree el psicólogo clínico, Ernesto Flores, quien se declara un aficionado de estos personajes. Por eso la industria del espectáculo está optando por utilizar y construir mejor a estos personajes, señala. Pasa que ya nos dimos cuenta de que los personajes 100% buenos no existen, que son una mentira, agrega. “El discurso del bien se derrumbó”.
Bueno, vamos en orden, definamos al objeto de estudio –entiéndase villano-. La Real Academia de la Lengua describe a la ‘villanía’ como “bajeza de nacimiento, condición o estado/ acción ruin”. Mientras que Linda Seger en su libro ‘Cómo crear personajes inolvidables’ dice que: “Generalmente, los villanos son antagonistas, aunque no todos los antagonistas son villanos (…). El papel del villano siempre connota maldad”.
Entonces, se puede decir que son personajes de ficción que actúan de manera cruel o indigna. Pero, ¿es lo mismo un villano que un antihéroe? No necesariamente. Flores explica que los villanos son malos por excelencia, mientras que el antihéroe es un personaje que es opuesto al héroe, pero no tiene que ser estrictamente un villano como Wolverine, de Marvel. Sin embargo, personajes como El Guasón, Lex Luthor o Mojojo (‘Las Chicas Superpoderosas’) actúan como ambos.
Lo primero que aclara el experto es que esta división tan estricta entre el bien y el mal y, por ende, entre el bueno y el malo surge con la religión y se afianza con la modernidad. Antes, en textos como ‘La Iliada’, personajes como Aquiles y algunos dioses eran ambiguos. “Zeus podía ser muy bueno, pero también mataba gente, lanzaba rayos…”, dice Flores.
Desde la corriente jungiana de la psicología, los villanos encarnan al arquetipo de la sombra, de lo negativo que el individuo lleva en su naturaleza y que la sociedad reprime. Los ‘malos’ de las historias son libres, hacen lo que quieren cuando quieren. Y verlos en acción permite fantasear, incluso proyectarnos en ellos, “hacen lo que quisiéramos hacer, pero no podemos”.
La tipología de estos personajes es muy extensa. La construcción del villano en las historias de ficción es cosa seria porque implica crear un ser negativo que tenga algo muy atractivo. Zoraida Jiménez Gascón realizó un ensayo, titulado ‘La construcción del villano como personaje cinematográfico’, en el cual identifica varios tipos de ‘malos’. Los clasifica por su naturaleza física (personas, animales o seres tecnológicos) y por nivel de villanía.
En cuanto al segundo aspecto, existen más de 20 tipos identificados: el anarquista, bruja, el caído (quien se cambió del bando de los buenos al de los malos), el corrupto, el genio malvado, el maleante (malhechor), el psicópata…. Entender a cada tipo es extenso, por lo que solo veremos los aspectos más destacados de algunos de los villanos más
Pero pensemos en Silvestre o Tom (‘Tom y Jerry’) o en el Coyote; todos son unos villanitos a los que las cosas nunca les funcionan. “Son poco efectivos”, señala el experto. Esta característica permite que muchos se sientan identificados, porque, seamos realistas, en la vida las cosas no siempre salen bien. Incluso llegan a generar compasión en el espectador.
Otro de los rasgos que destacan en algunos de estos personajes es su personalidad. La seguridad que proyectan estos seres es arrolladora, bueno, no todos, pero una gran mayoría… o pensemos en Cruella de Vil o Triple H, de la lucha libre, y qué decir de Drácula.
Flores explica también que muchos villanos impresionan por su inteligencia y astucia para planear sus fechorías. Pone el ejemplo de Lex Luthor, el archienemigo de Superman, “es hasta feo” –bromea-, solo tiene su inteligencia y consigue siempre alterar al superhéroe. “Él es su verdadera Kryptonita”, agrega.
Y ¿qué decir de la libertad? Hay que reconocer que algunos de los villanos son mucho más libertinos que otros. El deseo de libertad ha atraído al ser humano desde sus inicios. El Guasón o en Harley Quinn, por ejemplo, buscan solo su placer, hacen lo que quieren al momento que les place hacerlo.
Además, verlos en acción permite que los espectadores descarguen la violencia reprimida, una suerte de deseo de destrucción. Existe un malestar social, indica Flores, que se desfoga en parte a través de productos culturales como las películas, las historietas y demás. Bueno, a veces solo nos interesa ver qué niveles puede alcanzar la maldad.
Los villanos funcionan mientras su esencia malévola permanezca intacta. Al menos así lo considera el psicólogo. Duda que puedan ser personajes tan atractivos si se redimen y pasan al lado de los buenos. Es como Magneto, de los Hombres X, pese a todos sus conflictos nunca abandonó del todo su naturaleza.