Un estudio de la Universidad de Queensland en Australia revela una relación entre el pensamiento anti-vacunas y otras teorías de conspiración arraigadas a la cultura popular.

Un estudio de la Universidad de Queensland en Australia revela una relación entre el pensamiento anti-vacunas y otras teorías de conspiración arraigadas a la cultura popular.

Los anti-vacunas suelen creer también en otras teorías de conspiración, dice estudio

Imagen referencial. Un estudio de la Universidad de Queensland en Australia revela una relación entre el pensamiento anti-vacunas y otras teorías de conspiración arraigadas a la cultura popular. Foto: Pixabay

¿Qué tienen que ver la muerte de la Princesa Diana o el atentado del 11 de septiembre de 2001 al World Trade Center con las vacunas? Pues que todos estos temas se prestan para que las personas se imaginen toda clase de escenarios en los cuales algún personaje malvado y con mucho poder esconde algún secreto de la historia que no quiere revelar al resto del mundo.

Un estudio de la Universidad de Queensland en Australia revela una relación entre el pensamiento anti-vacunas y otras teorías de conspiración arraigadas a la cultura popular. La encuesta, publicada en la revista Health Psychology, se llevó a cabo con más de 5 000 personas alrededor de 24 países.

Del universo total de encuestados, casi la mitad aseguró ser moderadamente escéptico con respecto a la seguridad de las vacunas. Estos grupos suelen asegurar que las vacunas, entre otras cosas, reducen la capacidad del sistema inmunológico para repeler enfermedades en los niños (cuando en realidad las vacunas son creadas justamente para fortalecerlos), o que generan autismo (una teoría que ha sido desacreditada desde hace dos décadas por la comunidad médica).

La mayoría de personas que no creen en las vacunas se encuentran en países orientales, por desconfianza hacia Occidente. Pero en países como Canadá, Alemania, Nueva Zelanda, Reino Unido y los Estados Unidos, esta creencia está más directamente relacionada con otras teorías anti-sistema.

Dentro de este grupo, entre un 17 y un 21% de los escépticos en materia de inmunización creen en teorías de conspiración como el supuesto asesinato de la Princesa Diana, la creencia de que el ataque a las Torres Gemelas fue un autoatentado, que la élite mundial intenta crear un Nuevo Orden Mundial o que John F. Kennedy fue asesinado por la CIA, asegura la agencia UPI en un artículo.

Los resultados del estudio lanzaron cuatro conclusiones principales. La primera es que lo que hemos dicho anteriormente, que buena parte de los anti-vacunas “reportan altos niveles de pensamiento conspiracional”. La segunda: “tienen una fuerte resistencia reactiva”. La tercera conclusión también es curiosa: “reportan altos niveles de disgusto hacia la sangre y las agujas”. Y, finalmente, la cuarta asegura que tienen “fuertes visiones individualísticas y jerárquicas del mundo”.