Imagen referencial. Antes de recuperarse de una infidelidad, las parejas deben superar diferentes fases para recuperarse. Foto: Pixabay.
La recuperación erótica es una parte fundamental de la curación después de una aventura amorosa. Sin embargo, aborda una necesidad de relación muy básica: estar conectado eróticamente para poder hacerlo íntimamente. Y si bien puede parecer imposible, especialmente si todavía existe un dolor intenso, si una pareja decide permanecer unida trabajar en ello será fundamental.
La conexión erótica puede significar tomarse tiempo y conectar desde otros puntos de vista primero, usar el tiempo íntimo físico como una forma de avanzar hacia las relaciones sexuales. Las caricias y abrazos se presentan como el principal objetivo durante las primeras semanas o meses de reencuentro emocional e íntimo, y la paciencia y el tiempo alcanzarán para formar una nueva visión de la intimidad.
No tener relaciones sexuales con la frecuencia suficiente o no hacerlo de la manera correcta son solo algunas de las preocupaciones concurrentes en quienes buscan evitar que su pareja vuelva a engañar.
“¿Si se puede realmente perdonar o no una infidelidad? Creo que no existe respuesta correcta. Si bien cada individuo puede contar con una visión propia y personal al respecto, la clave es entender que si una pareja decide permanecer unida hay mucho trabajo por hacer. Los miedos, temores y fantasías ocupan un gran espacio en la cama y lo ideal es recuperar el erotismo de a poco”, advirtió Mariana Kersz, psicóloga especialista en terapia de parejas y sexóloga.
Conversar directamente acerca de los sentimientos y las emociones, compartir las necesidades y ser claro en lo que respecta la predisposición hacia el acto sexual creará su propia recuperación erótica, y una nueva relación más íntima con los demás.
Si bien es posible que puedan unirse y hablar, una pareja puede ser incapaz de relacionarse íntimamente como solía hacerlo. Es probable que un miembro se encuentre más preparado que el otro para reconstruir su conexión sexual. “Quien no se sienta abierto al acto sexual deberá tratar de no sentir la presión de hacerlo como una forma de aferrarse a su cónyuge, agregó la experta”.
“¿Sigo siendo atractivo para mi pareja?”, o “¿todavía tengo lo que se necesita para tener una relación sexual?” Estas y otras preguntas surgen en torno a la autoestima sexual. Después de ser engañado, un individuo puede necesitar tiempo para recuperar su propia seguridad en la cama y la sensación de sentirse suficiente de nuevo. Una forma de hacerlo es encontrar la manera de comenzar de nuevo y volver a conectar el uno con el otro sin la presión del rendimiento.
Una pareja que trabaja para lograr una vida sexual más sana y conectada después de la infidelidad puede beneficiarse al desacelerar el proceso y centrarse en el momento, sin tener la necesidad de reavivar constantemente los recuerdos del pasado.
“El primer paso para volver a confiar -explicó– se trata de dar seguridad. Si existió una relación paralela a esa relación que se busca reconstruir se debe terminar. Si un vínculo se va a recomponer no es posible hacerlo desde la mentira o el ocultamiento“.
Un camino repleto de inseguridades, dolor y estado de desconfianza
Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, explicó: “Para una pareja que atravesó un engaño y apuesta a continuar, volver a tener contactos sexuales suele ser difícil; es frecuente que aparezcan pensamientos irrefrenables o fantasías acerca de cómo solían ser los encuentros sexuales con la o el amante”.
A partir de la crisis que genera en quien fue engañado volver a elegir a la otra persona luego de un evento tan traumático, que el otro pueda brindar una explicación extensa y detallada de lo que pasó, acorde y con detalles en función de calmar esa necesidad de saber, significará un gran paso en dirección hacia la reconexión.
Para la especialista, se trata de la tarea más difícil que conlleva una infidelidad: “El verdadero perdón solo se logrará a través de un trabajo interno y personal, reforzado con psicoterapia y un buen acompañamiento profesional individual. El reproche y la disposición a ‘pasar factura’ son algunos de los factores más difíciles de trabajar”.
Según explicó Ghedin, la mente está encendida todo el tiempo, en alerta permanente tratando de asociar una frase o un gesto con alguna actitud sospechosa. La suspicacia impregna toda la relación provocando serias dificultades en la comunicación.
“Cuando escuchar el relato se torna en un accionar obsesivo donde quien fue engañado necesita de una respuesta nueva y constante y, a veces, quien fue infiel no tiene otra explicación para dar porque fue algo que ocurrió de manera eventual, la necesidad surge casi desde el morbo y se debe evitar profundamente”, advirtió Kersz.