Pickles, un collie blanco y negro, encontró la Copa Jules Rimet debajo de un árbol, en un jardín. Foto: AFP
Faltaban cuatro meses para la Copa del Mundo del año 66. El trofeo, que en ese entonces llevaba el nombre de Jules Rimet– el tercer Presidente de la FIFA-, estaba de gira por Inglaterra. Todo iba bien, hasta que llegó a Londres y fue exhibida en el Westminster Central Hall.
El 20 de marzo sucedió lo impensable. Los guardias que custodiaban el precioso tesoro se descuidaron por algunos minutos y personas no identificadas la robaron. Un caso perfecto para Scotland Yard.
El implicado no tardó en ponerse en contacto con la policía para organizar un intercambio: debían entregarle 15 000 libras y solo así devolvería la Copa. No obstante, la operación fue un fracaso pues la persona que recibió el dinero y que fue arrestada era solo un intermediario contratado que no tenía ida del paradero del trofeo. Todo parecía perdido hasta que entró en escena Pickles, un perro collie blanco y negro.
Siete días después del infame robo, mientras los miembros de Scotland Yard buscaban pistas por el este de Londres, David Corbett– un trabajador de 26 años, sacó a pasear a su perro Pickles. En un momento el can se alejó de su dueño para explorar en un jardín cercano.
Cuando su amo se acercó Pickles estaba escarbando debajo de un árbol. Junto a su mascota encontró un objeto envuelto en papel periódico. Corbett rasgó el papel y pudo ver la superficie dorada de la copa, y la inscripción que decía: Brasil, 1962. Así consta en una publicación del portal de ESPN.
Tenía el trofeo que tanto buscaban en sus manos. El trabajador, embargado por la emoción, corrió a su casa a llamar a la Comisaría de Policía de Gipsy Hil. Y luego la entregó personalmente. En un inicio lo consideraron como principal sospechoso pues la historia de Pickles les resultaba demasiado increíble, poco verosímil. Pero así fue, un travieso can encontró la copa y salvó el honor de Inglaterra ante el resto del orbe futbolístico.
Pickles se convirtió en un héroe después de encontrar el trofeo, siete días después de que fuera robado. Foto: Conciencialo
La pieza hurtada fue recuperada a eso de las 21:00. El señor Corbett no dejaba de repetir: “Pickles la vio primero, el la encontró”. Para cuando volvía a su casa después de rendir declaraciones, fotógrafos y periodistas de diferentes medios ya estaban apostados en las afueras de su casa para escuchar la historia de primera mano.
El valioso artefacto fue trasladado a la Comisaría de Cannon Row en donde fue identificado por el señor Harold Mayes, agente publicitario del Campeonato Mundial de Fútbol. Estaba intacta a no ser por la tapadera, misma que fue enviada anónimamente a un directivo del medio futbolístico. Posteriormente, el presidente de turno de la FIFA, Sir Stanley Rous confirmó la identificación.
Pickles obtuvo los máximos reconocimientos y fue considerado un héroe, mientras que la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) tuvo que soportar las burlas y críticas de aficionados en todo el mundo por el robo.
El dueño del perro recibió una recompensa de 6 000 libras. Este aseguró en sus primeras declaraciones afuera de su hogar que tenía pensado premiar al collie con una semana de caviar. De todas formas, Pickles fue recompensado con comida gratis durante un año, cortesía de una empresa británica. Como todo héroe, fue invitado junto a su amo, a una cena que ofreció la reina Isabel II después de que Inglaterra triunfara en la final contra Alemania.
Video: YouTube, canal: British Pathé
Por su hazaña Pickles fue invitado a ser parte de la inauguración del Mundial 1970, como consta en un artículo de Marca. No pudo asistir pues un año después de encontrar la copa falleció. La heroica mascota se ahogó con su propia correa mientras perseguía a un gato. Fue enterrado en el jardín trasero de la casa de su propietario. Antes de morir en 1966 protagonizó la película ‘El espía con la nariz fría’ junto a Eric Sykes y June Whitfield.
El Trofeo Rimet tampoco tuvo un buen final. A pocos días de la Navidad de 1983, mientras se exhibía en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol, en Río de Janeiro fue robada. Lo más curioso es que aunque la Copa estaba cubierta por cristales blindados el ladrón se las ingenió para llevársela.
A pesar de que varios años después la policía de Brasil detuvo a cuatro hombres- de nacionalidad argentina- que fueron juzgados como los autores del hurto, no se supo a ciencia cierta lo que pasó con la copa. Está no volvió a aparecer y se cree que fue fundida o que descansa en la bóveda de algún coleccionista europeo.