Rubén Aguirré interpretó al personaje del profesor Jirales desde 1973 hasta 1992 en el exitoso programa de televisión ‘El Chavo del 8’. Foto: Captura de pantalla
Si se pudiera escuchar en voz alta los pensamientos del profe de mate cada vez que olvidas cómo resolver una ecuación de segundo grado a minutos de habértela explicado seguramente tendría un escenario poco beneficioso para ti.
No decimos que el profe de mate desee enviarte a Marte para que la intentes resolver por allá, pero lo más probable es que desee que la clase termine y volver a recargar su paciencia, o, quizás, solo cierre los ojos y diga: “Vamos Señor Paladines, recuerde el proceso, inténtelo una vez más”.
!Vaya paciencia¡ Un profesor debe tenerla en cantidades inagotables, según Hugo Cifuentes, docente de cuarto año de básica. Para el catedrático de 56 años, un ejemplo de esa paciencia interminable es el personaje del Rubén Aguirre, fallecido el pasado viernes 17 de junio de 2016.
La clásica actuación de Aguirre es un ejemplo válido de cómo la vocación de docente debe ir de la mano con el don de saber esperar. En sus 36 años de experiencia, Cifuentes cree que el personaje de Aguirre resultó un estimuló para abrazar el profesorado con un gran compromiso por lo alumnos, como lo tenía Jirafales con su grupo.
No obstante, para Álvaro López, docente de secundaria, el ‘maistro’ no sólo era un apasionado por sus clases sino con toda la comunidad. “Jirafales enseñaba en cualquier oportunidad que la vida le daba, desde su aula hasta en la vecindad, desde niños hasta adultos”, agrega.
Razón por la cual, quizás deberías reconsiderar los consejos que el profe de literatura te da sobre tu expresión oral. Puede que en verdad necesites ser más cortés con la chicha que te gusta o usar unos elegantes y convincentes términos para sonar responsable y obtener ese permiso de tus padres.
Pues bien, Jirafales, según Cifuentes, era un convencido que los alumnos necesitan más que conocimiento en cuatro paredes. Cada persona necesita un acompañamiento, un descubrimiento que sólo el profesor puede encarrillar y darle sentido. “Pese a que te saquen de quicio, como profesores no podemos renunciar a los chicos y cada día hay que ser más constantes”, comenta.
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Desde 1973, Aguirre encarnó a uno de los profesores más conocidos en la televisión internacional, pero su fama no se limitó al espacio escolar, sino que también lo identificaron como poeta, galante, consejero y un ser solidario con los otros.
“El profesor Jirafales refleja como un docente debe estar ligado a la comunidad. Reflejar cercanía con la vida de sus alumnos, con sus padres, con sus espacios y realidades. En virtud de ello, su paciencia no se limita a la tolerancia, sino al amor a la vocación de guía”, agrega López.
No deberías entonces enojarte si tu profe de ciencias te dice que eso de salir con una chica a escondidas no es tan buena idea. De alguna u otra manera, un profesor trata de conocer la realidad que vives, eso mejora si el diálogo fluye como amigos.
Video: YouTube, cuenta: El Chavo del 8.
Luz Chicaiza, tutora de educación inicial, comenta que la paciencia de Jirafales va de lo cómico a lo real constantemente. La docente dice que cuando miraba en la tele la típica escena de levantar la mano y no precisamente para dar la respuesta es un clásico de toda aula.
“Pasa a menudo. Uno como profesora cree que luego de dar una explicación o preguntar algo alguien levanta la mano para dar la respuesta, pero no, en realidad desean ir al baño o preguntar por qué la ventana no se abre”, agrega.
Chicaiza comenta que mirar esas escenas de niña le causaba mucha gracia, pero tras trabajar como docente, tales episodios cobran otra dimensión. Según la tutora, esa paciencia se transforma en dedicación y en convencimiento por mejorar cada día lo que se comparte en clase.
Por ello, si tu profe de mate te motiva a seguir intentando en la pizarra esa ecuación que no sale tras cuatro intentos fallidos, quizás deberías llevarle una manzana al siguiente día y dejarla en su escritorio, no tanto por hacerte el chévere, sino más bien por una reciprocidad que siempre será bienvenida en el espacio que resulta ser tu segundo hogar.