El beneficio de la leche artificial es la imposibilidad de transmitirle infecciones al bebé. Foto: Pixabay

El beneficio de la leche artificial es la imposibilidad de transmitirle infecciones al bebé. Foto: Pixabay

La leche materna le gana por 'nocaut' a la fórmula

La leche materna además de nutrientes contiene anticuerpos para proteger al bebé. Foto: Archivo EL COMERCIO

Ya que los principales catadores de leche no suelen ser muy elocuentes, la evaluación de su calidad, sabor y valor nuticional le corresponde a los expertos. Y la mayoría coincide en que la materna es superior en gran parte de aspectos a la ‘leche de tarro’. Aquí un recuento de los más destacados.

La pediatra Aliz Borja cree que la naturaleza es sabia y que por eso la leche materna está provista de todos los nutrientes y minerales necesarios para el desarrollo del bebé. Es como si la leche de las madres estuviese fabricada a la medida de los bebés. Algo que no pasa con la fórmula, pues si bien la experta reconoce que cada vez son mejores las ‘mezclas’, no llegan a compararse con la leche materna.

Lo que pasa –dice el pediatra Marcelo Meza- es que esta tiene la cantidad exacta de proteínas, grasas, minerales y calorías que necesita el niño. Si alguna de estas sustancias le falta a la madre, su organismo aprovechará las reservas de las mismas. Supongamos que lo que los niveles de calcio son bajos, el organismo tomará su cuota de los huesos.

Mientras que en la ‘leche de tarro’ los minerales y vitaminas vienen en cantidades excesivas. Y como ningún exceso es bueno, el niño puede experimentar algunas molestias como estreñimiento y dolor estomacal. Lo mismo pasa con el aporte de proteínas. Mientras más costosa sea la fórmula, posiblemente será de mejor calidad la proteína, señala Borja.

La leche materna tiene enzimas digestivas, puede sonar a término en chino, pero en realidad son elementos que regulan que el niño evacúe sus desperdicios. La leche artificial no las tiene, aunque cada vez intente añadir más ingredientes que ayudan a la digestión de los más pequeños. 

El beneficio de la leche artificial es la imposibilidad de transmitirle infecciones al bebé. Foto: Pixabay

Bueno, no todo es nutrición, para que exista un verdadero 'nocaut' hay que tomar en cuenta más aspectos. La leche de la madre es ‘mutante’, esto no quiere decir que todos los niños son potenciales superhéroes, sino que con el pasar del día, su composición va cambiando. Borja explica que el reloj biológico –el que tenemos dentro y nadie sabe muy bien dónde- regula la cantidad de nutrientes de acuerdo a la hora, algo que técnicamente se denomina ritmo circardiano.

Pongámoslo en términos más sencillos. Por ejemplo, en la mañana, la leche materna es más rica en hidratos de carbono. Esto no ocurre con la con las fórmulas, pues su composición es estandarizada. Como bien dice el dicho "un pequeño cambio puede hacer la diferencia", estas variantes previenen posibles problemas metabólicos futuros.

Ahora pasemos a las condiciones del alimento. Empecemos por el sabor. Desde que el niño nace reconoce el olor de su madre, esto le permite crear un vínculo insustituible con ella. La leche materna viene aromatizada naturalmente con este, por eso los bebitos la sienten tan sabrosa. No sucede lo mismo con la de tarro, porque es aburridamente estandarizada.

En cuanto a la temperatura, nada mejor que una lechecita tibia para dormir. Las que las madres producen está ‘en su punto’. La de fórmula también puede lograr la temperatura exacta, sin embargo, esto dependerá de la experticia de quien la prepara.

Posiblemente habrás escuchado que los anticuerpos en la infancia son muy importantes. Meza explica que la madre transfiere estos mecanismos de defensa al bebé. Se cree que hay miles de anticuerpos que salen en la leche, para proteger al niño. La leche de tarro no tiene ningún anticuerpo, el batallón de soldaditos defensores –anticuerpos- es propio de cada organismo.

Y como si la lista de beneficios de la leche materna fuese corta, uno adicional es la disponibilidad y costo. La producción de leche de la mamá estará disponible mientras el bebé lacte y ‘gratuitamente’. La leche de tarro se puede acabar y bien saben los padres que no es un alimento barato.

Meza cree que no hay que 'satanizar' a la leche artificial. De hecho, esta puede complementar la alimentación del bebé o sustituirla en el caso de que no tenga acceso a la leche materna. Si en algo gana la leche de tarro es en que no se transfieren infecciones a través de esta. Esto sí puede ocurrir con la lactancia materna, la madre le puede transferir enfermedades como el VIH/SIDA o sustancias nocivas como drogas a través de la leche. Por ello, cuando la madre consuma alguna de estas sustancias o tenga alguna enfermedad grave se tiene que consultar de inmediato con un especialista.

Finalmente, no está por demás decir que la lactancia materna es 100% indispensable hasta los seis meses. Los siguiente seis meses, hasta que el bebé cumpla el año, tiene entre el 70-80% de importancia. Del año hasta los dos años tiene hasta un 30% de importancia en la nutrición. El tiempo de lactancia es una decisión personal, pero la pediatra Aliz señala que no es recomendable después de los dos años por el desgaste de la madre.