Según un estudio publicado por el diario The Wall Street Journal reveló que no lavar la taza de café podría ser más saludable.

Según un estudio publicado por el diario The Wall Street Journal reveló que no lavar la taza de café podría ser más saludable.

¿Por qué no hay que lavar la taza de café en la oficina?

Según un estudio publicado por el diario The Wall Street Journal reveló que no lavar la taza de café podría ser más saludable. Foto: Pexels

Se calcula que alrededor del mundo se consumen 2,25 mil millones de tazas de café por día. La infusión se transforma en la bebida por excelencia en un ámbito en particular. En la oficina, el café circula como moneda corriente. Están quienes utilizan uno de los vasos descartables que ofrece la máquina expendedora y quienes usan su taza personal. Para este último grupo, hay una noticia sorprendente.

Lavar la taza de café antes de servir una nueva infusión parece ser la forma de proceder más higiénica. Aquellos que rellenan sus tazas una y otra vez sin molestarse en enjabonarla son mirados con desdén. Sin embargo, de acuerdo a un científico, no lavar el recipiente sería lo más recomendable para la salud.

El doctor Jeffrey Starke, experto en enfermedades infecciosas y profesor de Medicina, aseguró en The Wall Street Journal que la mejor opción es no lavar la taza en la oficina ya que la esponja que se utiliza es siempre la misma y está infectada por una cantidad que supera en forma considerable a las contenidas en la vasija.

El especialista brindó una curiosa solución en caso de que lavar la taza se convierta en indispensable. Según él, introducir la esponja en el microondas se eliminarían las bacterias que contiene y así permitiría una limpieza más eficaz.

Sin embargo, Starke alertó que, en caso de optar por la opción que él recomienda -no lavar la taza- hay que tener en cuenta dos detalles. En primer lugar, no haber compartido el recipiente con nadie más. Por otro lado, no haberle agregado azúcar o crema al café ya que ambos ingredientes pueden derivar en hongos.

Si las bacterias que contiene un recipiente, pertenecen a la persona que la utilizó, no hay motivos para alarmarse. "Por supuesto que si examino en una taza que no se ha lavado, voy a encontrar gérmenes. Pero la gran mayoría viene de la misma persona que la utilizó", explicó Starke. Los gérmenes se reducen con el tiempo ya que no son capaces de sobrevivir fuera del cuerpo.