La organización Help Save the Wildlife and Bushlands in Campbelltown asegura que se han encontrado alrededor de 400 murciélagos zorro muertos debido a las altas temperaturas. Foto: Facebook / Help Save the Wildlife and Bushlands in Campbelltown
El cambio climático se ha hecho latente a inicios de este 2018 con temperaturas récord, tanto en el hemisferio norte como en el sur. Las especies animales son quienes están sufriendo las mayores consecuencias.
Las iguanas congeladas en Florida o los tiburones varados en las costas de Massachusetts por la ola de frío que se vive en Estados Unidos, con temperaturas que oscilan entre los 25 y 30 grados bajo cero, son algunos de los ejemplos.
Del otro lado del mundo, en Australia, los primeros días de enero vinieron acompañados de temperaturas mayores a los 40 grados, tanto así que el asfalto en una carretera terminó derritiéndose.
Pero este martes 9 de enero de 2017 los medios internacionales reportaron un hecho, no curioso, sino verdaderamente grave. En Sídney, la capital australiana, se han reportado cientos de muertes de murciélagos (al menos 400) por el hecho de no poder encontrar sombra para cubrirse del calor extremo, reportó el Washington Post.
El suburbio de Campbelltown, en Australia, es hogar de miles de ejemplares de murciélagos zorros. Estos animalitos voladores tienen una buena capacidad de adaptación ante el volátil clima australiano, pero les es mucho más difícil habituarse cuando la temperatura sobrepasa los 40 grados centígrados.
Cuando el calor es tan alto, los murciélagos se aturden y muchos no logran encontrar un refugio, sobre todo los más pequeños. “Su cerebro se fríe y se vuelven incoherentes”, asegura Cate Ryan, voluntaria de la ONG Help Save the Wildlife and Bushlands in Campbelltown al periódico local Camden-Narellan Advertiser.
El murciélago zorro es un mamífero volador de gran tamaño y seis de sus subespecies se encuentran en Australia, asegura el sitio web de National Geographic. El Estado australiano incluye a una de ellas en la lista de especies en riesgo crítico de extinción, mientras que otras dos aparecen como vulnerables.