Tegucigalpa. AFP y ANSA
El gobierno de facto de Roberto Micheletti adoptó las primeras medidas económicas para hacer frente a la crisis en Honduras, mientras el depuesto presidente, Manuel Zelaya, instó a los hondureños a la “insurrección” para forzar su restitución en el poder.
Consciente de que el tiempo apremia después de más de dos semanas en el exilio, y de que su rival, Roberto Micheletti, ya está instalado en el poder, con el Gobierno prácticamente formado, Zelaya instó a los hondureños. “La insurrección es un derecho legítimo frente a un Gobierno usurpador y de militares golpistas”, afirmó Zelaya en Guatemala, adonde llegó procedente de Nicaragua.
Zelaya incitó a sus compatriotas a la “la huelga, la manifestación, las tomas, la desobediencia civil” hasta que los “golpistas salgan del régimen de facto que han establecido en nuestro país”.
El Presidente depuesto tiene depositadas sus esperanzas de volver a Tegucigalpa en la negociación que se reanudará este sábado en Costa Rica con la mediación del presidente Óscar Arias.
Ambas delegaciones -la suya y la de Micheletti- regresarán a San José una semana después de haberse ido sin ponerse de acuerdo sobre un tema clave: la restitución de Zelaya en el poder para concluir la actual legislatura que terminará el 27 de enero, como lo exige la comunidad internacional, que le ha dado su apoyo tras el golpe de Estado del 28 de junio.
Pero nada parece indicar que Micheletti, designado presidente por el Congreso Nacional tras el golpe, piense en retirarse.
“El Gobierno tiene el control completo del territorio”, avisó el canciller Carlos López, uno de los cuatro negociadores de la delegación de Micheletti, quien recomendó a Zelaya y a su delegación paciencia en la negociación, la misma virtud que ha pedido el propio Arias.
Pocos en Honduras, con excepción de los sindicatos y los movimientos sociales de izquierda, desean el regreso de Zelaya al poder.
En tanto, el fiscal de Honduras, Luis Rubí, reiteró ayer que si Zelaya regresa a Tegucigalpa será capturado y puesto a la orden de los tribunales.
Mientras Zelaya daba la vuelta a Centroamérica y viajaba a Estados Unidos para buscar apoyo, el gobierno de Micheletti adoptó las primeras medidas económicas para capear la crisis del país.
El presupuesto para 2009, que el Ejecutivo de Zelaya debió haber presentado hace 10 meses, será de 112 938 millones de lempiras (USD 5 600 millones), lo que supone una reducción de 8,2% con respecto a 2008, así como “una disminución del gasto corriente del 10% del Gobierno central y un 20% de las instituciones descentralizadas”, según anunció la nueva ministra de Finanzas, Gabriela Núñez.
“Se reducirán los gastos en compra de vehículos, viáticos, compra de combustible, publicidad”, señaló la Ministra. Esta aseguró que las entidades financieras internacionales no han suspendido los fondos externos ni los países la cooperación con Honduras.