59 kilómetros de galerías surcan las entrañas de Zaruma

Enrique  pesantes / El comercio  El jueves fue derrocado otro bloque de la Escuela La Inmaculada, en Zaruma (El Oro). En zonas aledañas, las grietas atraviesan calles y viviendas.

Enrique pesantes / El comercio El jueves fue derrocado otro bloque de la Escuela La Inmaculada, en Zaruma (El Oro). En zonas aledañas, las grietas atraviesan calles y viviendas.

El 21 de septiembre fue derrocado otro bloque de la Escuela La Inmaculada, en Zaruma (El Oro). En zonas aledañas, las grietas atraviesan calles y viviendas. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Desde lo alto resulta difícil evitar el vértigo. Asomarse por el ventanal de la casona ubicada justo frente al socavón de la Escuela La Inmaculada es como estar al pie de un abismo. El enorme embudo de tierra apunta a lo profundo de Zaruma, donde 58,6 kilómetros de galerías mineras carcomen sus entrañas a causa del oro.

Este cantón anclado en montañas es quizá el mayor referente de la provincia. Ubicado al sureste de El Oro, está atravesado por una gran veta mineralizada, un bloque de cuarzo, de hasta 3 metros de ancho, que oculta el preciado metal muy cerca de la superficie.
“El oro es como la droga”, dice Alfredo Astudillo. “Es una adicción, y quienes lo buscan no miden las consecuencias”.

Él es víctima de esas consecuencias. Su casa, atrás de la escuela, está agrietada y su familia prefiere no pasar allí las noches. “Esto no es de ahora. Desde hace seis años las detonaciones se oían a toda hora”.

La explotación desmedida convirtió al área urbana de Zaruma en zona de riesgo. El hundimiento en La Inmaculada ha sido la señal más grave y el epicentro del Decreto 158, que declaró el estado de excepción para combatir la minería ilegal.

En la Villa del Cerro de Oro de San Antonio de Zaruma, la extracción se inició antes de la Colonia. Siguió con los españoles, ingleses -que habrían sacado 2 000 toneladas de oro, según relatos históricos-, después entró el Estado y al final nació la minería artesanal.

Para proteger a la ciudad se creó la zona de exclusión, un perímetro donde está prohibida la minería. Son 173 hectáreas y 13,9 km de galerías por donde hasta hace poco las internaciones continuaban.

Antes del decreto, algunas bocaminas por fuera del límite eran el nexo con túneles donde incluso hallaron subametralladoras. “Eran bandas organizadas las que entraban”, dice José Torres, coordinador regional de la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom).

El sector San Antonio es una de las entradas que ahora solo se usa para controles. Tras caminar 650 metros por pasillos lodosos, se llega bajo La Inmaculada, donde las detonaciones han formado un enorme espacio vacío, como un salón.

El miércoles, Torres y otros técnicos llegaron a ese sitio, donde también hay galerías que salen a la superficie. “Son chimeneas, que están muy cerca de la zona de colapso. Por eso hubo la subsidencia”.

En febrero, la Secretaría de Gestión de Riesgos hizo tomografías eléctricas en 11 sectores de Zaruma. Los estudios detectaron al menos 13 galerías debajo de la escuela, el estadio y calles principales, a entre 3 y 7 metros de profundidad; y roca muy meteorizada o inestable, a causa de la minería.

Asimismo hay piques, excavaciones que nacen bajo las casas. Adrián se metía por piques y hasta antes del decreto lo hacía por bocaminas distantes para llegar al centro. Él es sablero, como denominan a los mineros ilegales, pero se defiende. “Hay dueños de minas, con permisos, que nos dan trabajo a cambio de una parte de ganancia. No toda la culpa de lo que pasa es nuestra”, dice.

Si cuenta con suerte, Adrián dice que puede ganar USD 400 cada 15 días. A eso le resta la inversión en dinamita y una lámpara de carburo que usa para saber si hay oxígeno en la ruta.

Gran parte de las galerías del área de exclusión son antitécnicas, con escalones tallados en la roca. Y muchas no tienen líneas de agua ni oxígeno.

Hace 10 años, Adrián casi muere dentro por una caída. En los últimos meses, bajo La Inmaculada han hallado a al menos tres mineros muertos.

Pero muchos se arriesgan por el alto precio del oro. Hasta el viernes, una onza costaba USD 1 294. Y solo en 2016, el distrito Portovelo-Zaruma generó USD 76,5 millones por la extracción de minerales, según el Ministerio de Minería.

Integrado por dos cantones orenses, este es el distrito minero más productivo del país. Son 4 000 hectáreas (94 km de galerías), y el 24% es parte del polígono de excepción, donde suspendieron temporalmente la minería para inspecciones.

En la superficie, ambos están a 8 km de distancia. Bajo tierra, se sospecha que sus galerías están ligadas por desfondes.

“En Zaruma existe otra ciudad por debajo”, explica Cristina Silva, directora ejecutiva de la Arcom. “Hemos tenido denuncias de que varios trabajos en la parte baja de Portovelo conectan con Zaruma”.

En Portovelo, la veta va hacia el centro de la tierra y por eso muchos mineros hacen pozos para bajar por angostas y empinadas escaleras. En la sociedad minera La Fortuna, una de las inspeccionadas, opera un pozo de cinco niveles, cada uno de 60 metros de profundidad.

Sus trabajadores tardan 20 minutos para bajar en busca del oro que a diario les deja un pago de USD 20. Pero un principiante necesita varias pausas para recobrar el aliento y controlar el temblor de las piernas.

En medio del cansancio, el destello de la veta con la tenue luz de los cascos parece una recompensa. Desde este distrito se sacó 79 821,92 gramos de oro, en el 2016.

En contexto

En octubre del 2016 apareció el socavón en la Escuela La Inmaculada Fe y Alegría. En enero pasado, dos aulas fueron destrozadas. El presidente Lenín Moreno decretó el estado de excepción el pasado 14 de septiembre. Hay USD 4 millones para remediación.

Suplementos digitales