Javier Garza Ramos, exdirector del diario El Siglo de Torreón (México). Foto: AFP
¿Cómo informar sin ser una caja de resonancia del mensaje de terror de narcotraficantes o de yihadistas que decapitan y descuartizan? Javier Garza Ramos, exredactor jefe de un diario mexicano blanco de ataques, lo tiene claro: “cumplir la misión” periodística sin dar publicidad a los criminales.
México encabeza los países donde el ejercicio del periodismo es de lo más peligroso, con más de 80 periodistas muertos entre enero de 2000 y septiembre de 2014, según Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Tiros contra fachadas, coches incendiados en la entrada y secuestro de empleados: en estos últimos años, El Siglo de Torreón, diario regional del norte de México ha sido, al igual que otros medios, objetivo de grupos criminales ligados al narcotráfico.
Tras cada uno de estos ataques, se abría un debate en el rotativo, explicó Javier Garza Ramos, redactor jefe de este diario entre 2007 y 2013.
“Empieza a haber muchas discusiones adentro sobre por qué publicamos esas noticias si son las que provocan los ataques”, explica en Valencia, donde participa en el Circumvention Tech Festival.
Este evento, que se celebra hasta el 6 de marzo, reúne a centenares de expertos en periodismo, nuevas tecnologías o internet para “luchar contra la censura y la vigilancia” en la red.
Algunos medios mexicanos han decidido no cubrir los crímenes relacionados con el narcotráfico, lo que supone “una forma de autocensura”, según Garza, que rechaza esta actitud. “Tratábamos de encontrar un punto medio”, añadió.
Charlie Hebdo, ‘era un caso extremo’
“Muchas veces, la misma hazaña con la que los criminales cometían sus atrocidades era parte del mensaje. El impacto que tiene cuando tú ves el cuerpo de una persona asesinada, tirada en la calle, es un impacto menor, en términos noticiosos, que si el cuerpo aparece desmembrado o decapitado” , dice Garza.
“Nosotros nos dimos cuenta de que si publicábamos eso así tal cual, estábamos sirviendo como voceros del mensaje que los criminales querían mandar”, añadió.
Se puede publicar “una nota donde dicen ‘asesinan a un hombre’ y en la nota, no en el encabezado, dice ‘el cuerpo fue encontrado decapitado’, pues estás cumpliendo con la misma misión de informar, pero no le estás dando la tribuna al criminal que quiso mandar el mensaje”, insistió.
No es para “ocultar los detalles, sino para no darles el despliegue en donde nosotros estuviéramos sirviendo como voceros de los criminales”, explicó.
El actual responsable del programa de seguridad digital del Centro Internacional de Periodistas (International Center for Journalists) traza un paralelismo con las decapitaciones del grupo Estado Islámico.
“Puedes no mostrar el vídeo y en la nota decir ‘James Foley fue decapitado y existe un video pero no lo vamos a mostrar’. No estás dándole la tribuna al Estado Islámico, pero tampoco estás ocultando los detalles”, afirmó Garza, en referencia a la ejecución del periodista estadounidense en agosto de 2014.
“El video de la decapitación, no creo que te explique nada. El vídeo del gendarme en París (Ahmed Merabet, un policía asesinado el 7 de enero en París en el ataque contra el semanario Charlie Hebdo, ndlr) tiene algo de valor en la medida de que puedes saber cómo se movieron. Ese vídeo te puede dar detalles para saber cómo un grupo puede perpetrar un ataque así”, explicó.
Para él, el ataque contra el semanario satírico fue “impactante”.
“Es difícil pensar que eso va a pasar en un país que tiene una gran libertad de expresión como Francia”, consideró el periodista, que denuncia la “impunidad” en su propio país.
“El tema en México es la impunidad. Los ataques contra los periodistas no están siendo castigados. Eso da pie a que se repitan”, concluyó.